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El Hombre del Norte: Robert Eggers tuvo que cambiar los diálogos en post-producción por quejas del público

Su idea de ser históricamente preciso alejó a buena parte de la audiencia en las proyecciones de prueba

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El Hombre del Norte: Robert Eggers tuvo que cambiar los diálogos en post-producción por quejas del público

Su idea de ser históricamente preciso alejó a buena parte de la audiencia en las proyecciones de prueba

POR Claudia Zavala -

Robert Eggers es uno de los directores más comprometidos con sus ideas. Aunque gracias a La Bruja - 91% y El Faro - 96% se le ha etiquetado como uno de los grandes nombres del horror, en realidad lo que realmente marca su estilo es su agudeza histórica y el que no le importa sacrificar ciertos aspectos de los géneros para seguir esta línea. El Hombre del Norte - 87% se ha tomado como una propuesta totalmente diferente en su carrera, pero la verdad es que es fácil entender cómo encaja en su visión general de las cosas. Por supuesto, sus ideas son muy arriesgadas y a pesar de contar con una excelente reputación, el público no siempre reacciona bien a lo que ofrece, especialmente con los diálogos que él mismo admite tuvo que cambiar en esta ocasión para no perder a la audiencia.

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El director comprende muy bien cómo darle un giro a un género tan explotado como lo es el de terror, pero lo que más le importa a él es ser históricamente correcto. Incluso dentro del horror es este respeto lo que hace sobresalir sus obras. Al conocer muy bien cómo funcionaban las relaciones familiares de esa época y la forma en la que se hablaba de las brujas, Eggers pudo manipular un concepto para transformarlo, ofreciendo al espectador algo totalmente nuevo que a la vez se entiende es muy fiel a hechos reales. Algo similar ocurre con El Faro, historia desarrollada a partir de leyendas y diarios de marinos. El vestuario, los movimientos de los personajes y, por supuesto, la forma en la que hablan son formas de evidenciar este conocimiento detrás de la película.

Por supuesto, esto también puede ser un gran problema, en especial para aquellos que consideran existe una muy fina línea entre el arte genuino y la creación pretenciosa. En su momento, algunos críticos y buena parte del público, atacaron la decisión de Eggers de utilizar inglés antiguo para contar La Bruja, pues creían que las actuaciones se veían afectadas por el diálogo y es una de las razones más nombradas para decir que la cinta es aburrida y tediosa. El Faro pasó por lo mismo, en este caso por las expresiones que usan los protagonistas y que sólo se pueden entender dentro de un contexto muy específico.

A pesar de estas quejas, sus dos primeras películas no tuvieron problema para establecerse como grandes entregas del género y es que la habilidad visual de Eggers y su calidad como narrador va más allá de sus diálogos, mismos que tienen un uso justo y no son pretenciosos, sino que aportan a su idea de ambientar en esta vieja realidad al espectador. Por desgracia, El Hombre del Norte ha tenido un recorrido distinto.

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Si bien esta película protagonizada por Alexander Skarsgård y Anya Taylor-Joy es el trabajo más accesible del director, también es resultado de una labor muy distinta. Con tan buenos antecedentes, Eggers contó con un presupuesto mayor en esta ocasión, lo que le dio el privilegio de contratar un elenco de primera, pero también lo ató a las decisiones de la productora sobre el corte final. En una entrevista con Vulture, Robert Eggers reveló que el público que asistió a las proyecciones de prueba no reaccionó nada bien al diálogo, mismo que creían imposible de entender y que complicaba explicaciones sobre la venganza del protagonista y los momentos más mágicos de la historia. La productora mandó muchas notas al director, pero ¿cómo podrían cambiar algo que ya estaba totalmente filmado?, el director explicó cómo cambió los diálogos en post-producción junto al guionista, proceso en el que tuvieron que empatar los movimientos de la boca de los actores con las nuevas palabras:

Estás como: “Muy bien, tenemos 18 sílabas. La quinta sílaba tiene que ser una T porque [el actor] enuncia muy claramente esa T. Tal vez te puedas salir con la tuya usando una D. y esta sílaba tiene que ser una S.

Sjón, poeta islandés que escribió el guion de la cinta, reveló en la misma entrevista que trabajos previos con la cantante Björk habían preparado este terreno para él, pues en muchas ocasiones recibía canciones donde ella sólo estaba tarareando y él debía añadir la letra. Tomando en cuenta esta doble tarea, el director admite que el proceso de post-producción de esta película es el más complicado, frustrante y pesado que ha tenido que superar.

Pero así como Robert Eggers aprendió sobre los riesgos de tener tanto presupuesto, también aprendió sobre la importancia de no rendirse ni abandonar tu visión. La productora mandó notas muy puntuales que él trabajó sin sacrificar lo que quería hacer desde el inicio y al final entregó el corte que había prometido en primer lugar. El resultado fue bien recibido por la crítica especializada y el público en general, añadiendo más características positivas a su trayectoria y su legado en el cine.

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