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Durante las última semanas, la web ha sido invadida por innumerables opiniones hacia Guasón - 91%, muchos de ellos por parte de expertos en la materia y otros que estarían mejor en el silencio absoluto. Esta tarde, el portal de noticias Milenio ha publicado la reseña de Avelina Lésper sobre la película Joker. En varios párrafos, la crítica de arte comparte su opinión respecto a los comentarios que la cinta de Todd Phillips despliega, haciendo énfasis en un concepto muy interesante que se ha convertido en un dolorosa realidad para los habitantes del mundo.

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Avelina Lésper estudió literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México, además, tiene un título en historia del arte por parte de la Universidad Politécnica de Łódź. Actualmente se dedica a la crítica de arte, convirtiéndose en uno de los rostros más implacables de la escena debido a sus férreas protestas contra el arte contemporáneo, al que a menudo señala como “basura” o “en crisis”. Numeroso son los textos y videos en los que arremete contra estas expresiones por no estar a la altura del arte verdadero. Su famoso libro, El Fraude del Arte Contemporáneo, se encuentra repleto de argumentos hacia esta disciplina.

Con la aparición de Joker en las salas de cine, y la explosiva popularidad de la cinta, era obvio que Avelina no se iba a quedar indiferente ante una película inspirada en personajes de cómics que se aleja bastante de los productos genéricos lanzados por empresas como Marvel Studios o Warner Bros. En su artículo, la crítica apunta que la comedia y la risa son los males que padece el protagonista pero también las alternativas hacia la venganza y la realización, y que la dictadura de la felicidad es una carga con la que todos debemos vivir. Aquí un fragmento importante:

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El dolor nos enaltece, el martirio nos santifica, limpia nuestras culpas, pero la comedia no, esa nos aniquila, descubre lo que ocultamos, y lo señala con el escarnio grotesco de un payaso. Enemigo social, en la película Joker de Todd Phillips, interpretada por Joaquin Phoenix, la risa del personaje es su propia tragedia, esa carcajada estridente y molesta, detona el odio. La felicidad y el optimismo son una enfermedad social, nos obligan a ver la existencia como una agotadora satisfacción y no alcanzarla nos hace culpables de vivir. Joker padece la miserable carga de reír, de jalar la boca hasta la deformación con la mueca de la felicidad, brutalmente abusado, desde niño memorizó a golpes que “con una sonrisa la vida es mejor”.

La época que vivimos tal y como mucha otras, se caracteriza por oprimir al vulnerable, la diferencia es que ahora parece no haber espacio para sentirse mal por nuestra situación. La felicidad se ha convertido en un objeto de consumo, si no te esfuerzas por tenerlo eres señalado como un débil, tal vez por eso las redes sociales y sus falsas ilusiones han logrado el éxito que tienen ahora. La alegría es algo imposible en la vida de Arthur Fleck, quien para el final de la película abraza la tragedia y la miseria, dándoles la vuelta de tuerca que necesitan para alzarlas como un par de estandartes en su concepto como el Guasón, un genio del mal que quiere ver al mundo arder.

El éxito de Joker puede verse en la taquilla. A nivel global, la película ha logrado obtener US$ 745 millones, posicionándose como una de las películas más lucrativas del año. La enorme publicidad tras el título, así como el excelente trabajo hecho por los involucrados en la producción, dieron forma a una cinta que llega como agua fresca y como una fuerte bofetada para aquellos adormecidos con productos audiovisuales que no representan desafío alguno. En definitiva, Guasón se convertirá en un nombre muy activo durante la siguiente temporada de premios, y ya es el impulso que Warner Bros. necesitaba para confiar en los relatos arriesgados.

Puedes leer la reseña completa de Avelina Lésper aquí.

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