Hace una semana recibimos la triste noticia de la muerte de la colorista y animadora de Studio Ghibli, Michiyo Yasuda, uno de los pilares del reconocido estudio. El impresionante trabajo de Yasuda habla por sí mismo. Solo basta recordar su trayectoria para darnos cuenta del gran legado que nos dejó. Su trabajo y sensibilidad la convirtieron en una referencia obligada en esa área. Fue ahí donde conoció a sus compañeros Isao Takahata y Hayao Miyazaki, quienes también comenzaron su carrera en ese estudio. A lápiz y fotograma por fotograma Michiyo Yasuda le dio movimiento a los escenarios naturales y a las expresiones que afloran en los rostros de La Princesa Mononoke - 92%, de Chihiro, de Sophie y de Howl: el sufrimiento, la ansiedad o la rabia, siempre preservando una dignidad propia de los orientales. Yasuda logró superar un gran reto. Sin descuidar la severidad de lo que les ocurre física y mentalmente a los protagonistas de las historias de Hayao Miyazaki o Isao Takahata, consigue ofrecernos descripciones humorísticas y cariñosas. Sentimos empatía y comprendemos a los protagonistas aceptando todos sus disparates y sus momentos de ternura.

Su trabajo ayudó a que películas como Mi Vecino Totoro , La Princesa Mononoke o El Increíble Castillo Vagabundo se convirtiesen en las majestuosas obras maestras que son. Le rendimos homenaje a esta gran figura femenina de Studio Ghibli con un repaso a aquellas películas que pasaron por sus manos, todas con excelentes críticas y calificación en el tomatómetro.

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