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RESEÑA: Asteroid City | El recalentado gourmet de Wes Anderson

Incluso el fan más incondicional de Anderson no podrá evitar notar que estamos ante una propuesta anémica, con toneladas de estilo pero muy poca sustancia en la mezcla, que desperdicia un elenco de ensueño en favor de un relato pretencioso que no aterriza

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RESEÑA: Asteroid City | El recalentado gourmet de Wes Anderson

Incluso el fan más incondicional de Anderson no podrá evitar notar que estamos ante una propuesta anémica, con toneladas de estilo pero muy poca sustancia en la mezcla, que desperdicia un elenco de ensueño en favor de un relato pretencioso que no aterriza

POR Jorge Mendoza -

Estoy consciente de que en esta ocasión mi opinión probablemente forme parte de una minoría muy marcada, e incluso yo aún sigo sin procesar del todo el sentimiento de insatisfacción que me dejó Asteroid City - 65%, el esperado nuevo largometraje de Wes Anderson, cuando los coloridos créditos comenzaron a rodar. Personalmente, respeto y admiro enormemente la obra del cineasta de origen texano, Los Excéntricos Tenenbaums - 80%, Moonrise Kingdom - Un reino bajo la luna - 94% y El Fantástico Sr. Zorro - 92% tienen un lugar muy importante en mi corazón y suelo recurrir a ellos con bastante frecuencia, no solamente por el único e inconfundible estilo visual, sino por su cálida y humana narrativa a la que suelo describir a mis amigos como un caldito de pollo para el alma. Incluso La Crónica Francesa - 82%, a la que muchos criticaron duramente por sentirse como una autoparodia, me pareció bastante agradable y original en toda su simpleza, por lo que realmente no me preocupé mucho cuando se empezaron a ver un par de reseñas negativas en Cannes después de la proyección de Asteroid City. Pero en esta ocasión, incluso el fan más incondicional en la sala no podrá evitar notar que estamos ante una propuesta anémica, con toneladas de estilo pero muy poca sustancia en la mezcla, que desperdicia un elenco de ensueño en favor de un relato pretencioso que no pega el aterrizaje esta vez.

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La película, nacida de un guion de Anderson y Roman Coppola , nos sitúa en 1955, cuando colegiales y padres de todo el país se reúnen para un concurso escolar dedicado a la observación de fenómenos astronómicos (Junior Stargazer Convention) que se lleva a cabo en una ciudad ficticia del desierto estadounidense llamada Asteroid City. La convención se verá espectacularmente interrumpida por eventos que cambian el mundo. En el elenco podemos encontrar a estrellas como Jason Schwartzman, Scarlett Johansson, Tom Hanks, Jeffrey Wright, Tilda Swinton , Bryan Cranston, Edward Norton, Adrien Brody, Steve Carell, Willem Dafoe, Margot Robbie, Maya Hawke, Jake Ryan, entre muchos otros.

De entrada, una de las cosas que me parece más frustrante de todo es que en Asteroid City están los cimientos de una película única y efervescente, pero lamentablemente no se compromete lo suficiente para llegar ahí. Desde los primeros instantes, uno puede notar que los tráilers mantuvieron oculto el eje que va a dirigir toda la narrativa, pues lo que aparantemente lucía como la clásica comedia familiar de Anderson o una sátira directa de la pandemia (en la que se filmó este título), es realmente una oda al proceso artístico que hay detrás de una obra, una celebración al papel que juegan los actores en darle vida a un texto, y un recordatorio de que en ocasiones es el arte el que imita a la vida. Todos estos conceptos suenan lo suficientemente atractivos por sí solos como para querer ver como se ejecuta todo en la pantalla, y las credenciales de Anderson en la dirección son ese plus que debería de hacer de este proyecto un must see. Sin embargo, el regocijo de montarse en este Titanic de ideas embriagantes dura poco: el barco se queda sin combustible a mitad del camino, un ritmo glaciar se interpone como iceberg en su marcha y una ejecución floja termina hundiendo todo en las profundidades del olvido.

Después de un prólogo brillante y una introducción prometedora de los personajes, todo comienza a decaer frenéticamente. De cierta forma, se siente como si Anderson hubiera escrito el libreto sobre la marcha, como si después de cierto punto en el segundo acto no tuviera idea de a dónde quiere llevar esta historia y qué es lo quiere decirnos con todas las cosas que nos ha ido presentando hasta ese momento. Esta notoria falta de dirección cada vez comienza a sentirse más y más desconcertante, en algún punto esperas que todo tenga una justificación al final y que todos los cabos queden atados de forma milagrosa, pero esa esperanza comienza a desaparecer paulatinamente hasta que no queda más que resignarse cuando llegamos al epílogo de la película, el cual deja una amarga sensación de ¿esto es todo? Al final, no solamente me parece que esto no tenía razón alguna para extenderse a las casi dos horas de metraje, tampoco creo que exista la suficiente carne en los huesos de la narrativa para justificar la existencia de esta cinta.

Para crédito de Anderson, el apartado visual y la dirección de arte de Asteroid City - 65% nuevamente es impecable, e incluso me atrevería a decir que alcanza nuevos niveles de grandeza. La obsesión del cineasta por la simetría, la composición y los colores vibrantes está nuevamente presente aquí y hace que todo el recorrido sea, cuando menos, soportable. En esta ocasión, la mezcla entre la paleta de colores saturada y el escenario desértico son una combinación que no debería funcionar, y sin embargo, lo hace exquisitamente, cada toma se siente llena de vida y digna de ser enmarcada, como si de una bella postal se tratase. Nuevamente los escenarios, el vestuario y el maquillaje están confeccionados a la medida de las excentricidades del director, pero cuando la historia te queda a deber tanto, la experiencia termina sintiéndose como ver un anuncio de perfume: visualmente bello, pero poco más.

La escritura es el elemento mas débil de toda la producción, con una historia que no logra cautivar ni mucho menos atrapar al espectador, siendo más una colección inconsistente de viñetas y personajes en busca de una película. Una de las razones principales por las que las películas de Anderson se han ganado un hueco en el corazón de su audiencia es la habilidad del autor para crear personajes que nos importen, con un trasfondo bien perfilado y una serie de capas que consiguen reflejar lo complejo que es el ser humano. Aquí, lamentablemente, no es el caso, con la excepción del protagonista todos se sienten decepcionantemente huecos y sus tramas banales, en ningún momento te llega a importar genuinamente el desarrollo de éstos porque dificilmente puedes crear un vínculo emocional con ellos, no tienen corazón ni alma, como si hubieran sido maquetados por una IA. Por otra parte, se entiende y se agradece que las películas no te den todo digerido y puedan prestarse al juego de las múltiples interpretaciones y significados que uno les pueda dar, pero aquí Anderson se apoya demasiado en el recurso de la metáfora para clavar su mensaje, uno que al final se siente demasiado confuso. Y aunque el meta-humor sí que llega a funcionar en algunas partes, lo cierto es que la voz de este proyecto cae en el snobismo y la arrogancia.

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Pero si dejamos todo esto de lado, y admiramos Asteroid City - 65% por el puro valor de entretenimiento, aquí hay una puesta en escena decente que tiene tanto buenos destellos de humor como un par de momentos melancólicos que atraviesan el corazón como una daga. El problema es que todos estos instantes de brillantez son pocos y son distantes entre sí, atrapados dentro de una estructura confusa que rompe el momentum de la cinta y un ritmo tedioso que no recompensa la paciencia de su audiencia. Sé que puede parecer contradictorio decir algo positivo a favor de la película para luego regresar a la disección de su fracaso, pero así se sintió exactamente la experiencia de verla: en un momento estás emocionado por lo que se está planteando para al otro quedar con el ceño fruncido por la forma tan mediocre en que se ejecuta todo. Falta profundidad, falta emotividad, falta enfoque en la historia, falta sentido, falta diversión, y por desgracia, el peculiar estilo visual y las muchas referencias a la cultura pop solo pueden cubrir hasta cierto punto esos vacíos.

Incluso si Wes Anderson prefiere quedarse en la zona de confort y conformarse con recalentar todo aquello que le ha funcionado en el pasado, su elenco hace lo suyo para poner sobre la marcha las cosas. Con excepción de Jason Schwartzman y Scarlett Johansson, a los cuales se les da una cantidad de tiempo considerable para que puedan construir sólidamente a sus respectivos personajes, todos tienen muy poco espacio y material para poder ofrecer un giro verdaderamente inolvidable y, sin embargo, el carisma nato del elenco completo logra brillar a través de sus breves apariciones —Margot Robbie por ejemplo—, sosteniendo sobre sus hombros la responsabilidad de mantenernos comprometidos con el relato incluso si sus fallas resultan distractoras. Esta es la rara película donde terminas conectando más con los actores que con los roles que les toca interpretar. Y la química entre ellos es alucinante. Lo mejor de toda la cinta, sin dudas, son aquellas secuencias donde aparecen en su totalidad en la misma escena y muestran lo que pueden hacer algunos de los mejores intérpretes de todos los tiempos cuando los juntas, algo que va muy de la mano con la tesis del filme.

Finalmente, en su pieza más teatral y meta hasta la fecha, Wes Anderson tropieza con sus propias ambiciones y entrega Asteroid City - 65% a media cocción, con una historia pretenciosa y un enfoque disperso que solamente se salva por el sello visual y el pedigrí de sus actores. Este trabajo, a mi parecer, queda en un limbo entre no ser ni la mejor ni la peor película de su autor, y esa misma indiferencia la vuelve intrascendente en su filmografía.

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