Tomatazos

El director, guionista, productor y ganador del Ariel, Luis Mandoki, es uno de los cineastas mexicanos más eclécticos y sí, también uno de los más exitosos. Entre sus obras más destacadas se encuentran El Secreto (1980), Motel (1984), Gaby: Una Historia Verdadera (1987), White Palace (1990), Cuando Un Hombre Ama A Una Mujer (1994) y Voces Inocentes - 71% (2004). Ha pasado una década desde que dirigió La Vida Precoz y Breve de Sabina Rivas (2012). Ahora, finalmente, el realizador regresa para presentarnos su nuevo trabajo titulado Presencias - 43%, en el que por primera vez se adentra en el cine de género con una propuesta de thriller psicológico.

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La historia de Presencias - 43% gira en torno a Víctor, un hombre que no puede olvidar la muerte de su hermana menor cuando eran niños, tampoco ha olvidado que dicha perdida provocó que su madre enfermara y se muriera al poco tiempo. Estos recuerdos lo atormentan en su día a día y aunque intenta sanar el pasado con la ayuda de una terapeuta, ahora Víctor presenta dificultades para dormir, por lo que solicita que le receten algún medicamento que le ayude a conciliar el sueño. Él es actor y tras estrenar su nueva película, decide tomarse unos días de descanso en una antigua cabaña familiar junto a su esposa Alicia, una maestra que está embarazada. La cosas se vuelven oscuras cuando la pareja visita el pueblo en el que se encuentra ubicada la vieja casa familiar, algunos secretos comienzan a salir a la luz y la verdades se van desenterrando poco a poco, lo que apuntaba a ser un viaje romántico, termina siendo una tragedia que lleva a su protagonista a experimentar acontecimientos perturbadores.

Presencias - 43% cuenta con buen director que siempre se ha destacado por su dirección de actores, por lo tanto, el reparto de esta cinta está integrado por grandes actores, comenzando por Alberto Ammann, el ganador del premio Goya a Mejor actor revelación, aquí da vida a vida a Víctor y nos ofrece una actuación desgarradora llena de potentes emociones y matices que elevan el conflicto de la historia. Ammann destaca por un tipo de actuación introspectiva que se desarrolla lo largo de toda la película. La actriz nominada al Óscar, Yalitza Aparicio, cumplirá las expectativas de quienes deseaban ver más de su trabajo en el cine después de Roma. Aparicio se vuelve a adueñar con seguridad de su personaje y agrega mucha profundidad a Paulina, también es interesante que su segundo largometraje sea un thriller psicológico en el que se adecua perfectamente al tono de misterio en todas sus escenas. Tiene un papel más corto que el que tuvo en la cinta de Alfonso Cuarón, pero sin duda alguna es otro paso muy acertado para la prometedora carrera de esta intérprete.

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El elenco también cuenta con el talento de Marco Treviño, Daniel Mandoki, Armando Hernández, Norma Pablo, Angelina Peláez, Fermín Martínez y Gerardo Taracena. Realmente es un disfrute ver el trabajo de estos excelentes actores bajo la dirección de Mandoki. Es gracias a las actuaciones de todo el reparto que la trama resulta más llevadera y que logramos involucrarnos un poco más con la historia. Sin embargo, me gustaría referirme con el mismo entusiasmo al guion.

El guion de Presencias - 43% es definitivamente el aspecto más débil de la producción. Desde el inicio recurre a clichés del género que conducen la trama hacia sitios previsibles. Hay fallas en la construcción de los personajes y varias líneas de diálogo resultan expositivas. Al arranque de la película pareciera que existe una claridad acerca de cuál es el tipo de historia que se quiere contar, pero conforme avanza la trama hay demasiada confusión debido a la cantidad de elementos inconexos de la historia. Si bien hay una intención por hacer que cada suceso dramático se conecte, aquí no se logra unificar cada punto de manera eficiente.

Cuando la cinta llega al climax, aparece la sensación de que el guion de Presencias - 43% está dispuesto a redimirse en ese tercer acto, desafortunadamente, la historia se hunde por completo en su resolución. Se intenta dar respuesta a todo y atar cabos sueltos de manera apresurada en los últimos minutos. El giro de tuerca que entregan como recompensa después de dos horas no alcanza a justificar todo lo que se mostró antes. Presencias deja a la audiencia con más preguntas que respuestas. Eso sí, la leyenda de texto que aparece al final sí genera un mayor impacto que muchos intentos de jumpscares que se presentan en el filme. Donde el guion sí funciona es en hacer una crítica a la poca eficiencia que tienen las autoridades en México cuando se trata de investigar y resolver un crimen.

La propuesta visual de Presencias - 43% es impecable, tiene una impresionante fotografía digna de admirarse con toma áreas y movimientos de cámara muy fluidos que capturan los hermosos paisajes boscosos. El director sabe perfectamente donde colocar la cámara para registrar las emociones que necesita de sus actores y generar encuadres que conecten a la audiencia. La iluminación fotográfica y el diseño de producción crean atmósferas oscuras y tenebrosas que aportan mucho al tono de la cinta. El sonido es una pieza fundamental para la narración de esta historia, por un lado el sonido directo está bastante cuidado, los diálogos, los foleys y los sonidos ambientales se escuchan perfectamente bien, el diseño sonoro intenta potenciar el misterio y algunos de los sustos, sin embargo, debido a la poca sustancia del guion, en algunas escenas los efectos sonoros se sientan exagerados.

Al final no se puede decir que Presencias - 43% sea completamente una mala película, porque a pesar de las fallas en el guion, su buena factura técnica y la calidad de las actuaciones logran entregar un producto entretenido que sí llega a captar nuestra atención y que en su mayor parte avanza a buen ritmo. La propuesta se eleva por encima de algunos otros thrillers mexicanos que se han estrenados en los últimos años.

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