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RESEÑA | Morbius: el vampiro más aburrido del cine desde Crepúsculo

Hay grandes, aunque contadas, películas sobre chupasangres y el filme de Jared Leto es casi el opuesto a todas ellas. Así, la película de Daniel Espinosa prefiere poner más atención a lo espectacular antes que explorar la psique del protagonista.

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RESEÑA | Morbius: el vampiro más aburrido del cine desde Crepúsculo

Hay grandes, aunque contadas, películas sobre chupasangres y el filme de Jared Leto es casi el opuesto a todas ellas. Así, la película de Daniel Espinosa prefiere poner más atención a lo espectacular antes que explorar la psique del protagonista.

POR Gabriel Escogido -

Con algunas notables excepciones, la historia del cine contemporáneo casi no tiene grandes películas de vampiros. Lamentablemente, Morbius - 21% es una de las que falla en comprender a su protagonista. Más allá de que es negligente con la esencia de esas fascinantes criaturas de la ficción, la cual ha sido reimaginada en el medio desde que éste existe, el filme de Daniel Espinosa no deja claro sobre que clase de historia quiere contar.

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Morbius es la historia del doctor del mismo nombre interpretado por Jared Leto. Afligido por una enfermedad genética que lo obliga a recibir constantes transfusiones de sangre, el científico da con un siniestro suero que, mediante la alteración de su ADN con el de unos murciélagos, le devuelve la salud. No obstante, la mejora llega con el efecto secundario de convertirse en un monstruo y con la necesidad de beber sangre humana para sobrevivir.

El problema que hunde a esta película es que los guionistas jamás comprendieron ni supieron expresar lo que el protagonista busca y, por ende, no lo lleva por un camino de transformación que lo satisfaga a él o al espectador. Si bien Leto hace lo posible por excavar en él, lo superficial del libreto evita que se explore más a su personaje. El que sale ganando es, irónicamente, Matt Smith como el villano, pues el actor se entrega con gusto, sumo estilo y sin menor recato a lo vicioso de su personaje. Incluso pese a una risible secuencia en la que sale bailando mientras se viste, el carisma del británico brilla hasta con algo de sensualidad.

Es la pobre construcción de la trama lo que mantiene a una gran distancia al público de encariñarse o de menos entender al doctor. Esto sucede ya que Morbius - 21% está mucho más preocupada por cumplir con los requerimientos, por llamarlos de esa forma, del cine de superhéroes antes que por explorar a su personaje principal. Sí, el filme tiene un antagonista, uno que es la otra cara de la moneda del héroe; tiene escenas de acción y efectos especiales; los cuales son algo frenéticos; pero no tiene un arco para su protagonista, ni uno que conecte su conflicto con el desarrollo de la trama.

El conflicto, que se presenta desde finales del primer acto, es que Morbius morirá si no consume sangre humana, pero no quiere tener que matar a personas para sobrevivir. Un dilema clásico, si no es que ya algo trillado, de la ficción vampírica. Cuando Milo (Smith), su mejor amigo de la infancia, y quien padecía la misma enfermedad que él, se somete a su suero y se convierte también en un temible vampiro, debe detenerlo ya que él sí se entrega a su sed sin mayor preocupación moral.

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Sin destripar la trama para ustedes, para cuando llega el final ese conflicto sigue sin resolverse. La película jamás le da a Morbius una alternativa a su necesidad de beber sangre humana porque, y a esto hacemos referencia cuando decimos que la película no tiene claridad, para su segunda mitad está mucho más interesada en ponerlo a pelear contra Milo. Vira sin freno alguno hacia una trama calcada de cualquier otra entrega de superhéroes. Así, tanto el guion como el personaje se olvidan de resolver ese punto por ceder ante la fórmula del subgénero de acción. El resultado es un relato insípido en el mejor de los casos y aburrido, en el peor. Y no es que no se puedan mezclar ambas, quizá Blade II - 59% sea la mejor prueba de que es posible equilibrar estos elementos, pero eso jamás pareció interesar al director y a los escritores de esta producción.

Es exactamente lo que ocurre con la saga de Crepúsculo - 48%, en donde los elementos de la mitología vampírica se ponen al servicio de un romance adolescente. Pero todavía peor, ya que en la película de Espinosa simplemente quedan de lado. Ya ni mencionar que el guion de Morbius también entrega grandes cantidades de exposición de la manera más burda respecto al suero. Sólo para esperar que, a la hora de mostrar los poderes del protagonista, eso haya funcionado para hacerlos parecer coherentes en lugar de completamente arbitrarios y casi fantásticos en su naturaleza.

Más que una película sobre vampiros o un superhéroe vampiro, Morbius - 21% resulta más bien una especie de monstruo de Frankenstein que jamás llega a dar su primer respiro. Si este era el segundo paso para el universo de Venom - 35%, parece que cualquiera que sea el siguiente personaje en llegar a la saga tendrá las expectativas por el suelo, lo cual de menos ya es ganancia. El filme ya está en cartelera y tiene dos escenas post créditos en caso de que quieran quedarse hasta el final.

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