Un adolescente mexicano se dispone a recolectar los restos de su padre, solo para ser absorbido por la parte más vulnerable de la industria manufacturera.
La cámara de Sergio Armstrong captura la implacable grandeza del país, insinuando que la película es algo así como un western, creando una película a la vez hermosa a medida que revela la fealdad que se está haciendo.
Pero la carta de triunfo absoluta de la película es Navarrete... La intensidad de su presencia, combinada con la tranquila reticencia de su voz, crea algo fascinante que nos mantiene enganchados hasta el último primer plano de la película, poderosamente resonante.
La cinta intenta dar explicación del porqué se cometen algunas de las atrocidades que vemos en las noticias en México, llega a convencer, sin que por ello las compartamos.
Vigas reflexiona fríamente sobre una situación como si fuera él mismo desde lejos, alejado de la violencia y el asesinato como si fueran eventos normales y cotidianos, lo que infunde una sensación de terror helado.
Marc van de Klashorst
International Cinephile Society
...una historia que, como se cuenta, tiene menos poder político de lo que Vigas parece pensar. Esto convierte a La caja en una ligera decepción tras el triunfo que fue Desde allá...
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