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One Piece - 90% se mantiene en la lista de lo más visto en el catálogo de Netflix, y tras pasar un par de semanas siendo el tema principal en redes sociales, la compañía decidió darle luz verde a la segunda temporada. Por supuesto, todavía tendrán que pasar varios meses para que la filmación arranque, pues las huelgas en Hollywood no permiten que las producciones avancen. Mientras eso sucede, muchos fans se dedican a analizar la adaptación para averiguar cómo lograron romper la maldición, y es que a pesar de respetar muy bien la obra de Eiichiro Oda , la serie tuvo que hacer varios cambios importantes, incluyendo en el aspecto físico de protagonistas como Nami, quien realmente no luce tanto como su contraparte en el manga y el anime.

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Oda creó una historia muy poderosa basada en la motivación para cumplir nuestros sueños. A diferencia de otros mangas del estilo, One Piece no se limita a presentar batalla tras batalla para que el personaje principal alcance su máximo potencial como luchador, sino que realmente muestra une evolución muy humana en los protagonistas que pasaron de representar ciertos clichés a convertirse en héroes complejos y muy realistas. Claro, el mundo donde se desarrolla la historia es uno de fantasía con poderes y armas especiales, pero eso no le resta nada al trabajo más personal y hasta filosófico que hace de esta obra algo muy completo.

Cuando Netflix anunció la adaptación, los fans tuvieron muchas dudas no sólo por la extensión del manga, que todavía no termina de publicarse, sino también por el diseño mismo del universo donde sucede toda la historia. El mundo de One Piece, entre barcos con adornos únicos e islas extrañas, es uno que sólo se ha vuelto más complicado y detallado con los años, algo que también se refleja en el diseño de los personajes, desde sus poses hasta sus vestimentas. Para cumplir con una buena adaptación, era importante que la serie le hiciera también justicia a estos aspectos, pero era muy sencillo que se vieran mal, ridículos o más cercanos al cosplay como ha sucedido con otras producciones similares.

Una adaptación así de ambiciosa requiere ciertos sacrificios

La mejor decisión que tuvieron los ejecutivos para evitar otro desastre como el de Cowboy Bebop - 67% fue la de mantener al creador cerca, no sólo para resolver dudas, también para discutir desde el principio qué sacrificios eran necesarios para poder hacer una gran adaptación. Aunque el autor sí tuvo sus reservas, pronto se dio cuenta que estas alteraciones se harían en beneficio a la narrativa, y fue así como comenzaron las pláticas para ver qué cosas podían olvidarse y qué otras podían adelantarse.

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En estas pláticas se habló de todo, desde la intervención temprana de Garp hasta el evitar poner una nariz falsa al actor de Usopp con tal de que se pareciera al diseño original. Los cambios en los protagonistas eran inevitables, pero el de Nami fue especialmente importante porque debía combatir el sexismo que se ha dado por años entre el fandom. Nami es la navegante del equipo y es una mujer con mucha ambición y una gran audacia para salirse con la suya, además de tener un pasado bastante doloroso que explica sus actitudes y su nueva conexión con sus compañeros. Sin embargo, por la apariencia que maneja en el manga y el anime, algunos sólo la ven como un objeto sexual, algo que debía desaparecer totalmente de la adaptación live action.

El cambio en el diseño de Nami fue esencial para la serie

En vez de poner a Nami en bikini y poca ropa, la serie la presenta como lo que es en la historia, una joven que busca sobrevivir a como dé lugar. Emily Rudd, quien luchó durante mucho tiempo para hacerse del papel, no necesariamente luce como la Nami de Oda, pero esos estándares son imposibles de cumplir. En entrevista con Insider, Diana Cilliers, diseñadora de vestuario de One Piece, explicó la nueva apariencia de este personaje:

[El equipo] trató con todas sus fuerzas de mantener el equilibrio entre la inocencia y la pureza [sin quitarle nada a la trama].

Nami era, en cierto modo, la hermana mayor. En lugar de ser exagerada o alardear de alguna manera, no era ese tipo de personaje en lo absoluto. Ella estaba cuidando a todos los que la rodeaban.

Algunos se quejaron de que Nami no se viera tan sensual como en el manga o el anime, pero lo cierto es que los diseños de Oda son bastante exagerados, y eso incluye a los hombres que son cada vez más musculosos mientras las mujeres lucen caderas casi inexistentes y pechos enormes. Como animación eso funciona bien, pero sería ridículo en una adaptación live action, además de que le quitaría atención a lo que es más importante; en este caso, el propio camino de Nami, quien pasa de ser una joven desconfiada y solitaria a unirse a una familia única que defenderá hasta el final.

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