Tomatazos

Luego de la galardonada y taquillera Titanic - 88%, que regresó a cines este año por su aniversario, mucha gente bromeó con la posibilidad de que su director, James Cameron, pudiera estar muy interesado en la tragedia de la empresa OceanGate, aquella que llevó días de preocupación, pero también muchas burlas, sobre la desaparición y posterior implosión de un sumergible que llevaba a un grupo de personas en una expedición hacia los restos del Titanic.

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Cameron había estado muy al tanto de los sucesos e incluso había opinado al respecto. En una ocasión le contó al equipo de BBC que sospechaba de la tecnología que usaba la compañía OceanGate y afirmó que no consiguieron los permisos adecuados para sus actividades porque sabían que no pasarían. También dijo que él no se habría metido en ese sumergible, y sus palabras han sido escuchadas por sus conocimientos sobre este medio; además es una persona que ha completado 33 inmersiones sumergibles al naufragio del Titanic, así que muchos lo consideran lo consideran como una persona con experiencia en este tema.

Pero lo más curioso es que muchos asociaron al director con una posible película sobre la implosión del sumergible debido no solo a sus conocimientos, sino precisamente por ser el director de Titanic. No obstante, lo que se dijo estaba acompañado de rumores de que se encontraba en conversaciones para una producción sobre Titan y su fallida expedición hacia los restos del transatlántico británico que causó la muerte de cinco personas. La aclaración llegó a través de su cuenta en Twitter, donde dijo que usualmente no responde a “rumores ofensivos”.

Normalmente no respondo a los rumores ofensivos en los medios, pero necesito hacerlo ahora. NO estoy en conversaciones sobre una película de OceanGate, ni lo estaré nunca.

I don’t respond to offensive rumors in the media usually, but I need to now. I’m NOT in talks about an OceanGate film, nor will I ever be.

— James Cameron (@JimCameron) July 15, 2023

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Por supuesto, los comentarios debajo de la publicación están llenos de memes sobre la implosión del sumergible, pero el cineasta también ha recibido mensajes de respeto tras su aclaración. La conversación generada en torno a las expediciones de OceanGate y la supuesta falta de permisos para su funcionamiento se ha mantenido, pero en estos días ha incrementado la curiosidad luego de que los usuarios de Internet se dieron cuenta de que las cuentas en redes sociales que tenía la compañía han sido eliminadas.

Dicho esto, no todos tienen la misma opinión sobre lo que ha dicho James Cameron en relación a la expedición fallida, ya que al cofundador de OceanGate no le causó gracia conocer las declaraciones del cineasta y su preocupación en torno a que las inmersiones realizadas por ellos eran “demasiado experimentales”. Guillermo Söhnlein respondió que es normal que en ese tipo de comunidad haya tantas opiniones sobre las expediciones e incluso la forma en que los sumergibles son diseñados o construidos. Dijo que aunque él no estaba involucrado en esos procesos, siempre estuvo comprometido con la seguridad y la mitigación de riesgos, cosas que siempre fueron parte de la cultura de su empresa. Además, es muy sencillo especular desde afuera, y eso fue algo que también señaló el directivo a pesar de que sorprendió la noticia y desde entonces han surgido muchas dudas sobre la seguridad de los sumergibles pertenecientes a esta compañía.

Si bien es cierto que muchos estaban a la expectativa sobre la tragedia y si esta llevaría a James Cameron a trabajar en una película, ya sea documental o basada en los hechos, la conversación que generó la implosión del sumergible llevó a que muchos descubrieran, o volvieran a hablar sobre una película del mismo cineasta llamada El Secreto del Abismo - 89%, que se estrenó en 1989. En la cinta aparece un sumergible nuclear USS Montana que se hunde luego de chocar con un objeto desconocido. En una de sus escenas se muestra la implosión de uno de esos vehículos, la cual dura muy pocos segundos, demostrando que quienes se encuentran adentro no pueden hacer nada porque todo sucede muy rápido como para reaccionar en el momento.

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