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The Flash - 60% era uno de los estrenos más esperados, pero ese título se lo ganó por lo impredecible que parecían los resultados cuando llegara a cartelera. Aunque muchos fans del personaje y de DC llevaban años deseando ver esta adaptación, los problemas de Warner Bros., la llegada de James Gunn y Peter Safran, y las controversias alrededor de Ezra Miller provocaron muchos cambios que los analistas simplemente no podían ignorar, pero tampoco comprender. Ahora que la película finalmente está en cartelera, los números no son nada buenos, y ahora parece que esas ganancias fueron todavía más mediocres de lo que se anunció al principio.

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Por mucho que el cine sea arte, Hollywood sólo ve números, y es por eso que las estrategias de promoción son tan importantes como la filmación misma de una película. Cuando el producto está terminado, las empresas deben encontrar el mejor camino para recuperar ganancias, aunque hay veces en que saben bien que todo está perdido y está bien dejar libre la obra sin mayores pretensiones. El caso de The Flash siempre fue complejo, primero porque fue un proyecto que Warner Bros. llevaba años intentando desarrollar y que luego adelantó cuando creía posible contar con un universo cinematográfico competitivo como el de Marvel.

Como la adaptación se anunció en tiempos de Zack Snyder, Ezra Miller se quedó con el rol de Barry Allen, incluso cuando la producción pasó a Walter Hamada. Por mucho tiempo se pensó que lo ideal era usar la cinta para renovar esos aspectos que podían perderse del Snyderverse y rescatar aquellos que beneficiarían a la marca. Sin embargo, la compra de Discovery volvió a cambiar el plan de acción y la película quedó a la deriva en lo que se decidía cómo terminaría. La llegada de James Gunn y Peter Safran alteró una vez más todo y ellos resolvieron poner final que dejaría ciertas puertas abiertas y algunas interrogantes que pueden responderse con el tiempo.

Todo esto ya creó un ambiente muy caótico para los fans, que aunque son muy leales, también tenían sus límites sobre ciertas cosas. Además de todo, las acciones de Ezra Miller no ayudaron mucho a la tarea, y por un tiempo se sintió como si The Flash estuviera condenada mucho antes de llegar a salas de cine. Las cosas mejoraron un poco cuando las primeras reacciones que se compartieron en redes sociales fueron realmente positivas, con algunos incluso llamándola la mejor cinta de superhéroes de los últimos tiempos, pero al final los espectadores del primer fin de semana darían todas las respuestas posibles sobre la adaptación.

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Para la industria, el primer fin de semana en cartelera es increíblemente importante, y antes realmente se consideraban los estrenos desde el viernes por la mañana, pero las tendencias cambiaron y la necesidad de mejorar los números ante las productoras también. Ciertas franquicias y películas esperadas comenzaron a estrenarse los jueves en la noche para poder reunir más dinero, pero ahora el colmo es que llegan a cartelera en miércoles y se sigue hablando de la taquilla de fin de semana. Esto, por ejemplo, ayudó muchísimo a La sirenita - 66%, porque la empresa no sabía si el público iba a reaccionar bien, y aunque semana tras semana probó poder mantenerse en taquilla, fueron estos primeros números los que ayudaron a seguir su promoción.

The Flash intentó algo similar, pero el resultado no fue nada bueno, y según ComicBookMovie, los primeros números no fueron tan precisos. Al parecer, la cinta de Andy Muschietti obtuvo US$61,2 millones a nivel nacional, tres millones menos de lo que se reportó al inicio. La taquilla internacional tampoco parece servir como puerta de salvación, pues la adaptación sólo logró US$138,7 millones en todo el mundo, y considerando su costo original, las cosas no pintan muy bien. Aunque no se han revelado los números exactos, se asume que la cinta costó alrededor de US$200 millones, al menos cuando se desarrolló hace años.

Además de los costos de reshoots, Warner Bros. también invirtió muchos millones para promocionarla muchos meses antes y de ahí que se liberaran los primeros comentarios con tanto tiempo de anticipación en un intento por generar altas expectativas. Tampoco es raro que nombres como los de Tom Cruise y Stephen King aparecieran casualmente para hablar bien de la película, y aunque esto no significa que les pagaran directamente a ellos, el que pudieran prestar copias del corte final ya habla de gastos duros para la empresa que estaba dispuesta a hacer todo lo posible para tener un éxito veraniego que finalmente no llegó.

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