Tomatazos

Hablar de películas animadas es hablar de un universo tan complejo y extenso como los trabajos live action. Por desgracia, este tipo de obras suelen asociarse con el público infantil, y aunque definitivamente pueden marcar la infancia de millones no se limitan nunca, ni deberían limitarse, a un único sector. Esta idea ya está muy establecida en otras partes del mundo, pero en Estados Unidos, donde Disney y Pixar son amos de la animación, es más complicado cambiar las opiniones. Es por ello que Phil Lord decidió hablar en contra de los comentarios que se hicieron sobre las películas animadas en la más reciente entrega del Oscar.

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Con clásicos como Blancanieves y los Siete Enanos - 98%, La Bella Durmiente - 92% o Cenicienta - 97%, Disney no sólo se hizo de una reputación única, también estableció lo que se esperaba de la animación en Occidente. Por muchos años, otros estudios trataron de lograr obras que tuvieran un impacto similar, pero la compañía siempre quedaba en lo más alto. Después de unos años llenos de incertidumbre, su asociación con Pixar los ayudó a entrar a una nueva etapa para conquistar nuevas generaciones mientras siguen perfeccionando la tecnología más interesante para desarrollar sus historias originales.

El asunto es que estos títulos se siguen considerando sólo para niños. Claro, un guion exquisito apela a todo público y las entregas de Pixar suelen lograr sin problema llamar la atención de los más pequeños, los padres que los acompañan a las salas, y de aquellos que simplemente disfrutan este tipo de películas. Pero todavía existen muchos prejuicios sobre las animaciones y lo que se puede contar a través de ellas.

En Japón, la industria de la animación es una de las más fuertes y desde siempre se ha utilizado para hablar de temas complicados y maduros. Las cintas de Hayao Miyazaki siempre son un gusto para los sentidos y lo más interesante es que aborda asuntos complicados y hasta profundamente filosóficos que te llegan de manera distinta según tu edad. Pero también existen cintas como Paprika, Perfect Blue o Akira que no tienen nada que ver con historias de anime clásicas ni con la temida pornografía con la que automáticamente se etiquetan las películas “para adultos” de aquel país.

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Aquellos que trabajan en proyectos animados llevan años luchando por un mejor reconocimiento y porque la industria del cine comience a tomar nota de que estas películas merecen la misma atención y análisis que cualquier otra que sea live action. En la más reciente entrega del Oscar se hicieron ciertos comentarios que nuevamente provocaron disgusto, pero también una oportunidad para hablar sobre el tema. Durante su monólogo, Amy Schumer explicó que no había visto las películas animadas que competían en la categoría porque su hija sólo quería ver Encanto - 98% una y otra vez. Más adelante, para presentar el premio en la nombrada categoría, Lily James, Naomi Scott y Halle Bailey, todas actrices que han dado vida a una princesa de Disney, hablaron sobre el tedio que los padres sufren porque sus hijos quieren ver la misma caricatura cientos de veces.

Phil Lord, guionista de Spider-Man: Un Nuevo Universo - 100% y director de La Gran Aventura Lego - 96%, expresó su molestia ante la postura de la Academia en su cuenta oficial de Twitter:

Super interesante poner a la animación como algo que los niños ven y los adultos tienen que soportar.

Super cool to position animation as something that kids watch and adults have to endure

— Phil Lord y Betancourt (@philiplord) March 28, 2022

Lord también es productor responsable de La familia Mitchell vs. las máquinas - 97%, nominada al Oscar y que muchos consideraban la favorita sobre Encanto que terminó quedándose con el premio.

Aunque ha tomado décadas, la posición de los adultos sobre las animaciones en Occidente sí ha cambiado un poco. Para empezar, aquellos que crecieron con ciertos títulos y disfrutan de las secuelas ya siendo mayores, como sucedió con Toy Story 4 - 96%, Buscando a Dory - 94% o Los Increíbles 2 - 90%, comienzan a notar la seriedad con la que se habla de ciertos temas como la muerte, el compromiso, la paternidad y la familia. Por otro lado, Pixar da pasos cada vez más importantes para romper esta brecha generacional como sucedió con Soul - 97%, que algunos consideraban demasiado filosófica y profunda para el público infantil.

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