Tomatazos

Cuando Scarlett Johansson se unió al UCM en Iron Man 2 - 72%, la actriz ya tenía una carrera firme con diversos roles bajo la dirección de grandes creadores. Sin embargo, el papel de Natasha Romanoff le serviría para popularizarla aún más y convertirla en una de las artistas más solicitadas y mejor pagadas dentro de la industria. Aunque en principio era considerada más un rostro bonito, poco a poco fue reclamando su lugar y no sólo dentro de Marvel. Por años se trató de levantar un proyecto en solitario sobre la espía, pero Black Widow - 87% tardó mucho en hacerse. Lo que debía ser la gran despedida del personaje ahora es un hecho agridulce por todos los recientes acontecimientos que rodean la cinta.

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La demanda que la actriz inició contra Disney ya es mundialmente conocida. Johansson considera que se violó su contrato, que incluía una cláusula para obtener ganancias en taquilla, debido a que la cinta fue estrenada también en la plataforma de Disney+ y tuvo una baja económica en cines comerciales durante su segunda semana. La respuesta de Disney, que daba a entender que la intérprete era insensible ante la pandemia mundial, no fue bien recibida por grupos feministas que la vieron como un ataque contra una mujer empresaria. Por otro lado, Bob Iger, antiguo CEO de la compañía, parece decepcionado ante las tácticas de la casa del Ratón.

Casi todos los días un nuevo rumor o noticia se da a conocer sobre este caso. Uno de los puntos que más se debate es la razón real para que la actriz considerara la demanda en primer lugar. Disney confirmó que Johansson recibió una compensación por el cambio de planes en el estreno de Black Widow, lo que hizo a muchos pensar que el acto no es más que un capricho por dinero. Sin embargo, otros consideran que más allá del dinero se trata de una exigencia para que se respete su trabajo como protagonista y productora de la cinta, en especial después de trabajar en el personaje por más de una década.

El ángulo que ahora se analiza es el de si la actriz lo hizo como una especie de protesta privada. Aunque se sabe desde hace tiempo que Johansson no estaba muy cómoda con cómo usaban en las cintas al personaje de Black Widow, la nueva entrega le ha permitido hablar más al respecto. Por ejemplo, abiertamente criticó a los encargados de Capitán América: El Soldado del Invierno - 89% por el vestuario que querían que usara, y volvió a describir lo molesto que era que en las entrevistas siempre le preguntaran por su cuerpo.

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Según Vulture, el hecho de que Scarlett Johansson no planea regresar como Black Widow sirvió para darle valor para demandar a Disney. En teoría, la actriz debió recibir alrededor de $70 millones de dólares, y es un beneficio extra que desde hace tiempo se le considere una de las actrices más caras de Hollywood. Su abogado apela a que Disney prefirió darle prioridad a su plataforma de streaming con la finalidad de asegurar más suscriptores y que el dinero que le ofrecen no es compensación suficiente.

Esto se percibe como la acumulación de muchas molestias. Ya sabemos que el personaje de Black Widow está muerto desde Avengers: Endgame - 95%, pero no es raro mantener abiertos los canales para posibles cameos, en especial ahora que los multiversos por fin llegaron a las adaptaciones de Marvel. Por otro lado, también es tradición que Disney trate bien a su talento en caso de necesitarlos para otras franquicias, donde también se puedan respetar estos contratos de actuación-producción-ganancias a cambio de un salario menor durante la filmación.

Es casi seguro que Johansson (Perdidos en Tokio - 95%, Historia de un Matrimonio - 98%, Jojo Rabbit - 75%) esperaba que el asunto se resolviera de manera privada, primero con conversaciones y finalmente con la demanda que levantó después de reconocer que bajo ninguna posibilidad regresaría al UCM. Esto indicaría que la actriz sintió que no tenía otra opción, pero también que ya no tenía nada que perder pues la compañía no podría despedirla, reemplazarla o condicionar su trabajo. Muchos lo ven como un ejemplo del maltrato a los actores, en especial actrices, que a veces deben callar inconformidades para asegurar un futuro dentro de la industria.

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