Tomatazos

En la actualidad el público que acude a las salas de cine es cada vez más exigente, pero siempre representativo de lo que la sociedad espera de una cinta. Aunque está mal quedarse con la idea de que todas las películas de antaño son misóginas, homofóbicas, racistas o clasistas, es cierto que hoy en día se busca más inclusión y se tiene menos tolerancia a fallar en ese aspecto. Además, constantemente se busca la ruptura de aquellos clichés que se extrapolaron de la realidad y luego terminaron por fomentar aspectos negativos en la vida diaria, como la rubia tonta, las mujeres hipersensibles por nada, los esposos inútiles para las tareas del hogar, o los hombres que son débiles y “gays” por tener y expresar sentimientos básicos como la tristeza o el cariño.

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El trabajo no es nada sencillo, pues es difícil quitar esas expectativas que el público menos abierto tiene. Todo termina en extremos, entre aquellos que exigen ciertas cosas más allá de la calidad de la historia y aquellos que no están dispuestos a adaptarse a un nuevo mundo y una nueva sociedad. Sí hay mucho que arreglar en el tema de la inclusión, pero no se debe dejar de lado que en los propios protagonistas “clásicos” queda mucho por reparar. Es muy común ver diversos colectivos que se enfocan en la figura de la mujer y cómo es sexualizada o minimizada en películas de todos los géneros, pero ¿qué pasa con la figura masculina?

Los hombres siguen siendo los grandes protagonistas en la mayoría de las películas, pero no pueden presentarse ya como hace cincuenta años. Al parecer la gente es más abierta para entender personajes masculinos LGBTQ que expresan abiertamente sus sentimientos y tienen que lidiar con ellos para bien o para mal. Sin embargo, cuando hablamos de personajes heterosexuales poco se les permite llorar en pantalla sin que el evento se convierta en excusa cómica o sea resultado, únicamente, de una pérdida imposible de ignorar.

Un reciente video ensayo de Pop Culture Detective llamado Boys Don´t Cry (Except When They Do) se dio a la tarea de analizar los momentos en que sí se les permite a los hombres llorar en pantalla y cómo todavía se limita mucho esta acción debido a la constante promoción social de que “los hombres de verdad no lloran”. De alguna manera se les “permite” llorar a estos personajes como salida cómica, para expresar un descenso a la locura o un momento de autodestrucción.

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El video explica que a los personajes infantiles se les permite más el llorar en pantalla debido a que todavía no son vistos como hombres. Lo mismo sucede con las películas del subgénero coming of age, donde los protagonistas son jóvenes que están pasando por un momento de transición que se asocia a descubrimientos y aceptación sobre su propia vida, su sexualidad y su paso a la hombría clásica social. De manera peculiar, y por la forma racista en la que son concebidos muchos de ellos, los personajes negros tienen más oportunidad de llorar porque no son vistos como hombres fuertes clásicos. En la misma línea, los hombres parte de la comunidad LGBTQ son entendidos como más femeninos y por eso no es raro verlos expresar sus sentimientos.

¿Cuándo se permite que un hombre blanco heterosexual llore en pantalla? La respuesta es clara: cuando la situación no ponga en riesgo su masculinidad. Un ejemplo claro es Gladiador - 76%, donde el personaje llora por el violento asesinato de su esposa e hijo; y esta misma pérdida es básica para su historia de venganza. Las lágrimas masculinas se asocian a que un evento debe ser tan malo que ni estos machos pueden evitar sentirse afectados, y para ello utiliza a Mel Gibson en la escena de la cena de Señales - 74%, a Anakin después de asesinar, y a algunos personajes que lloran al revelar que cometieron canibalismo. Los momentos más “naturales” para que lloren son cuando están en funerales o alguien que aman muere en sus brazos.

Otra de las situaciones donde no es mal visto llorar es en la guerra. En cintas bélicas no es raro tener hombres llorando de desesperación o también por la muerte de un ser querido. En este caso las lágrimas se permiten porque participar en una guerra ya es visto como un acto de fortaleza masculina. Algo similar sucede con las cintas de corte deportivo que demuestran la intensidad de ese mundo. El fracaso al mantener el estatus social también es causa de lágrimas; es decir, aquellos personajes que lloran porque no pueden cuidar a su familia (Leave No Trace) o porque deben lidiar con un divorcio (Historia de un Matrimonio - 98%); pero la mayoría de las veces se utiliza para demostrar un fallo ante una catástrofe que afectará a muchas más personas o, incluso, al mundo entero.

El video explica que el sentirse conmovido es la razón más rara para que los hombres lloren. En ocasiones derraman lágrimas al ver nacer a su hijo, o al casarse sus hijas, pero prácticamente nunca lloran en su propia boda o en la de sus hijos varones. Las películas melodramáticas son más accesibles para estas escenas, al igual que las románticas que justamente buscan promover personajes atractivos emocionalmente para el público femenino. Mientras que en las cintas de acción debe suceder un evento extraordinario para que los machos alfa derramen una única lágrima, cosa que ya es un cliché visto en Armageddon - 39% o Transformers: El Lado Oscuro de la Luna - 35%, donde además no pueden darse el lujo de perder el tiempo llorando. El ensayo reafirma que es necesario tener más hombres blancos heterosexuales llorando en pantalla para quitarnos la idea de que es raro y vergonzoso. Es incluso sano desahogarse al sentirse afectado por el dolor físico, el desamor, el miedo, la presión laboral, la depresión, la ansiedad o la vergüenza.

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