Tomatazos

Pollitos en Fuga - 97% es una cinta del año 2000 producida por DreamWorks y a cargo de los cineastas Nick Park y Peter Lord. Durante su tiempo en cartelera se transformó en un éxito sorprendente para el estudio y pasó a ser otro gran ejemplo de animación stop-motion. Veinte años han pasado desde su lanzamiento pero todavía es capaz de ilustrarnos con sus enseñanzas. En un artículo reciente de Goomba Stomp se le reconoce por ser una película con conciencia vegana, la perspectiva que nos muestra sobre los animales lo deja bastante claro.

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Una comedia que toma lugar en una granja de gallinas en Inglaterra durante 1950. La historia sigue el amor turbulento entre Rocky el Gallo y Ginger la gallina, ambos han anhelado la libertad y están planeando un estilo de escape de “prisioneros de guerra”. Ambos están cansados de ser reprimidos y saben que se enfrentarán eventualmente a la muerte debido a ciertos planes malvados de los granjeros, entonces llega el momento de planear el gran escape que cambiará sus vidas y se juntan con sus compañeras.

Harry Morris, de Goomba Stomp, retoma el argumento de Pollitos en Fuga para hablar sobre el mensaje vegano de la película. Se concentra bastante en los dueños de la granja, el señor y la señora Tweedy, personas completamente horribles que no sienten cariño alguno por sus animales y solo los miran como fuente de ingresos, especialmente ella. Melisha Tweedy es la principal antagonista de la cinta, quien de un día para otro decide cambiar su producto; ahora quiere cambiar los huevos por pays… pero hechos de gallina. La idea le parece suficientemente buena y comienza a promocionarlos, y ya para entonces los pequeños habitantes plumíferos de la granja quieren dejarla.

“Los pays de pollo de la señora Tweedy” dicen los espectaculares, con un interesante extra: “es el toque feminino”. Mientras que los posibles compradores piensan que ella trata muy bien a sus animales, la verdad es completamente opuesta. Harris destaca este detalle:

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Al igual que la publicidad de la carne y los productos lácteos en la vida real, como la leche que se comercializa en un vaso brillante, muy blanca y sobre un fondo azul frío, o la carne siendo publicitada con masculinidad, la linda fachada de Pollitos en Fuga esconde la sangre detrás de escenas. La película satiriza la propaganda a través del marketing malévolo de la señora Tweedy. [...] El Señor Tweedy no es solo un contrapeso cómico de su otra mitad, es una metáfora de los trabajadores del matadero.

Harris enfatiza que Pollitos en Fuga es “una joya vegetariana/vegana que ofrece argumentos sutiles para respaldar la liberación animal”. Todavía en 2020 se mantiene la lucha por el bienestar de los animales explotados en granjas y mataderos pertenecientes a grandes marcas alimenticias, las cuales a menudo engañan a sus compradores con “amor y cuidado” para las criaturas de las que abusan. Sobra mencionar que la industria cárnica ejerce severos problemas ambientales además de su clara denigración a la vida, pero las regulaciones son prácticamente inexistentes.

Pero tal parece que las mentes detrás de Pollitos en Fuga quieren seguir explotando a sus animales ficticios. En junio de este año se anunció una secuela para la película, específicamente en el panel Making Of de Netflix del festival Annecy (vía Variety). El director Peter Lord aseguró que durante años planearon una continuación pero nunca llegó a puerto seguro, sin embargo, ahora tiene “la historia perfecta”. Además, será distribuida por Netflix, por lo que tienen el camino muy seguro hacia el éxito.

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La película volverá al romance entre Ginger y Rocky, quienes ahora tienen una hija y viven en un paraíso sin humanos. Por supuesto que una secuela no puede tener sentido sin algún conflicto, y la paz de los pollos se verá perturbada otra vez.