Tomatazos

La nueva película de Halloween - 92% se ha ganado la aprobación de la crítica y el público amante del terror la está convirtiendo en un éxito en taquilla, pero no se puede quedar bien con todos, y un reciente artículo de The Guardian aprovecha que la cinta está en boca de todos para sacar a relucir la falta de Scream Queens (Reinas del Grito) de color, aquellas actrices que se ganan su fama por aparecer en películas de terror.

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La autora del artículo señala cómo las mujeres y hombres blancos han estado al frente de este género por mucho tiempo, con contadas excepciones. Además de Halloween, ejemplos recientes de esto son El Conjuro - 86%, La Bruja - 91%, El Legado del Diablo - 96%, Slender Man - 15%, Mandy - 92%, Un Lugar en Silencio - 98%, Verdad o Reto - 23%, El apóstol - 78%, Annabelle 2: La Creación - 69%, La Monja - 47% y muchas más.

En el caso de las excepciones se encuentra ¡Huye! - 99% (2017) y Anaconda (1997), protagonizadas por Daniel Kaluuya y Jennifer Lopez respectivamente; el artículo también menciona a la actriz Betty Gabriel, quien participó en ¡Huye! y 12 Horas para Sobrevivir: El Año de la Elección - 55%. Pero la aparición de protagonistas negros está marcada por una temática racial, algo que, según esta autora, comenzó en 1968 con La Noche de los Muertos Vivientes - 96% de George A. Romero, donde una turba confunde al único sobreviviente negro con un zombie y lo matan.

En Candyman - 70% también se tocaban los temas de las relaciones interraciales y el racismo; en 12 Horas para Sobrevivir: El Año de la Elección los temas del racismo y las desventajas de ser pobre y negro en Estados Unidos. Ni siquiera es necesario mencionar a ¡Huye!, de Jordan Peele, que es un excelente ejemplo del género de terror psicológico que trata de una secta racista.

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Sobre la protagonista de Halloween la autora afirma que:

Laurie Strode podría haber sido interpretada fácilmente por una actriz negra, árabe o asiática sin cambiar nada sobre su caracterización o su arco narrativo. Eso es lo que tiene la representación: debe asegurarse de que las personas no sean encasilladas en roles estereotipados definidos por su raza, género o sexualidad, sino que se les permita interpretar a los mismos superhéroes, estrellas de acción, protagonistas románticos o reinas del grito como sus contrapartes blancas.

Tal vez la autora se equivoca al poner como ejemplo a un personaje como Laurie Strode, que fue establecido en 1978 y se quedó en la memoria colectiva como Jamie Lee Curtis, en una época en la que el tema de la representación no era tan sonado. Cambiar a un personaje tan importante para la saga por alguien de otra raza habría alejado del cine a la gran mayoría de los fans, de eso no debería haber duda. Así que podemos aceptar su petición de dar papeles protagónicos a actores no blancos que no sean definidos o estereotipados por su raza, pero no cambiar a personajes que ya fueron definidos como blancos, ¿por qué no mejor inventar nuevos?

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