Tomatazos

Cada año escuchamos las mismas quejas y cada vez con más fuerza que antes. A pesar de que muchas personas no están de acuerdo en que las mujeres o los grupos minoritarios deban tener un lugar asegurado en cargos públicos, instituciones o competencias solo por el hecho de ser parte de un grupo minoritario, hay toda una legión de “guerreros de la justicia social” que lucharán por que así sea.

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Las feministas suelen ser las primeras en reclamar la inclusión de más mujeres en los festivales de cine, y cuando sucede como en el Festival de Venecia edición 75, que de las sesenta películas que forman la selección oficial solo ocho son dirigidas por mujeres, se desata un incendio en las redes sociales. La presión por estas críticas puede llegar a influir de alguna manera y es probable que tarde o temprano Venecia ceda, pues este año el Festival de Cannes contó con un jurado principalmente femenino, lo que impulsó la inclusión de un 37% de cintas dirigidas por mujeres.

Sin embargo, una voz se levantó para defender la situación actual, y se trata del director de La Mostra, Alberto Barbera, quien declaró a The Hollywood Reporter que las razones de estas estadísticas que no favorecen a las féminas no tienen que ver con discriminación o machismo sino con la calidad cinematográfica.

Poner otra película en la competencia principal solo porque está hecha por una mujer, desde mi punto de vista, sería realmente ofensivo para la directora. Preferiría cambiar de trabajo si me veo obligado a seleccionar una película solo porque está hecha por una mujer y no por la calidad de la película en sí misma.

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Para la selección, Barbera dice haber visto 1,500 entregas, de las cuales un tercio eran dirigidas por mujeres, pero nuevamente insiste en que la importancia no debe ponerse en la persona que está detrás del proyecto:

Como he dicho muchas veces en el pasado, la mejor manera de ver una película es verla sin leer los créditos. No quiero ser influenciado por el cineasta. No me importa si es una mujer o un hombre. Mi trabajo consiste en decidir si es una buena película o no, y si una película es mejor que otra.

También admite que hay algunos filmes que son reconocidos por el director que tienen detrás, como el caso de Roma, de Alfonso Cuarón, o uno de Jennifer Kent, pero...

Pero cuando vemos una ópera prima que no sabemos de dónde viene, cuando estamos viendo la calidad cinematográfica, no me importa si se trata de un hombre o una mujer. Me importa porque es una buena película.

Barbera, sin embargo, no niega que hay un problema de oportunidades y prejuicios allá afuera para el sexo femenino, pero cree que eso debe solucionarse en otro lugar, no en el festival poniendo más largometrajes hechos por mujeres solo por esa razón. Ahora debemos preguntarnos antes de juzgar al director del festival, ¿de verdad queremos que la “igualdad” sea impuesta en lugar de que sea ganada por méritos propios?

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