El olor a palomitas, la señora explicándole a su amiga lo que todos ya estamos viendo en la pantalla, los novios besucones, el wey acosador sentado solo en la sala, los niños que están hablando o llorando toda la película, El clásico mamon hablando por teléfono, el que está más preocupado por postear en facebook , que por lo que pasa en la pantalla, y la lista podría ser interminable, el hecho es que Ir al cine es toda una aventura, y comienza mucho tiempo antes de empezar a ver la película.
A veces solo vas porque no hay nada mejor que hacer con tu fin de semana, otra veces porque tu novia o amigo(a), está chingando que quiere ver alguna película de moda, como dice mi vecino de esas que le gustan a la chaviza.
En ocasiones sales contento, otras eufórico, otras más mentando madres y deseando que el que hiso esa aberración, coma vidrios y luego se le desgarre el aniseto cuando los evacue. Pero, cuando ves una película que hace que se te olvide todo lo que existe afuera de esa pantalla gigante que tienes enfrente, que te hace sentir emociones y que te transporta a su mundo por dos horas, todo valió la pena… Y entonces todo vuelve a comenzar en un bucle sin fin, porque regresaras al cine cada día esperando sentir otra vez lo mismo.