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RESEÑA | Matrix Resurrecciones: Personajes reciclados para ideas revividas

Lo que da fondo al regreso de Neo y Trinity resulta más llamativo que la más floja aventura en la que llega su regreso.

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RESEÑA | Matrix Resurrecciones: Personajes reciclados para ideas revividas

Lo que da fondo al regreso de Neo y Trinity resulta más llamativo que la más floja aventura en la que llega su regreso.

POR Gabriel Escogido -

Han pasado casi 20 años desde el estreno de la entrega final de la saga de Matrix - 87%. Desde entonces, nuestra relación con la tecnología, y los espacios virtuales, ha cambiado radicalmente. Es por eso que más que cualquier otra secuela tardía, era de esperarse que Matrix Resurrecciones - 65% imaginara una nueva forma de pensar la simulación en la que conocimos a Neo por primera vez y reflejara ese cambio. En ese sentido, no decepciona incluso cuando se interesa menos por esas explorar a profundidad esas ideas antes que por reunir a sus personajes para un retrato familiar.

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Dirigida por Lana Wachowski, una de las directoras que realizó la original, Matrix Resurrecciones comienza con Bugs (Jessica Henwick), una hacker que ha descubierto un extraño código que podría indicar que Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss) siguen con vida en el mundo virtual. Así emprende una misión para traer a ambos héroes de regreso a la realidad, esa que ellos mismos salvaron al sacrificarse hace 60 años. Un implacable nuevo programa, llamado El Analista, no hará nada fácil cumplir su cometido.

Para todos los que padecieron la repetitiva exposición de Matrix Recargado - 73% sobre la filosofía del determinismo y quienes quedaron perplejos ante los poderes sobrehumanos en el mundo real que Neo tuvo en su secuela, quizá les haga ilusión que la cuarta entrega se parece mucho más a la original en sus ambiciones. Apunta más a ser una película de acción con personajes entrañables antes que una reflexión sobre la definición de lo real, aunque sigilosamente deja eso para su trasfondo.

Temáticamente, la forma en la que se piensa a la simulación en Matrix Resurrecciones - 65% es completamente diferente a como se hacía en la primera. El mundo virtual ya no es, necesariamente, una prisión de la que hay que escapar o la cual destruir. En la secuela, se ha vuelto más bien el campo de batalla entre dos bandos: el más autoritario nuevo programa que usan las máquinas para mantener allí a los humanos y la facción de los héroes que ha abierto sus puertas a programas, máquinas y personas que desean transitar entre ambas realidades.

Este es un cambio que, de forma similar, podemos observar en nuestro día a día a un par de décadas de dar cabida al Internet en nuestras vidas. Ya no hablamos tanto de los peligros “inherentes” de los espacios virtuales sino sobre la intención de quién los controla o el propósito y funcionamiento de los algoritmos que los rigen. El ejemplo más obvio son las redes sociales. No es que que la idea de la existencia de Facebook, una plataforma en la que podemos interactuar entre nosotros desde la distancia y el anonimato, sea mala por sí misma, sino que cuestionamos la ética de quienes la construyeron, lo que hacen con nuestros datos y la forma en la que su programación nos hace relacionarnos desde el odio por sobre cualquier otra emoción a través de su propia configuración o con los famosos “bots”. No se trata de desmontar estos espacios sino de establecer reglas más transparentes y justas para quienes decidan habitarlos. Este es un cambio a la cosmovisión de la saga que ayuda a mantener sus paralelismos con la vida real.

Este comentario sobre el control, se repite en la manera en que las máquinas han vuelto a hacer de Neo su cautivo: le hacen creer que sus recuerdos, los hechos de las películas anteriores, no son más que un producto de ficción, un videojuego creado por sí mismo y del cual se ve obligado a hacer una secuela. Esto da paso a una de las secciones más cómicas de la película, pues construye una sátira del mundo corporativo que permite a Wachowski criticar la forma en la que éste se apropia de las historias personales de sus creativos, por más alegóricas o literales que sean, con el propósito de lucrar con ellas. No es un comentario sutil, pues incluso se menciona de nombre a Warner Bros., estudio que tiene los derechos de la saga. La directora sabe que al hacer eso se vuelve parte del chiste, pero lo asume con gracia y resuelve la contradicción de burlarse del hecho de hacer una secuela con la propia secuela al entregar un filme que predominantemente se siente como un capricho personal antes que un intento totalmente deliberado por crear otra franquicia.

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Es aquí que empezamos a tocar el terreno de lo que podría no funcionar en Matrix Resurrecciones - 65%. Más allá de los elementos más superficiales, como las secuencias de acción, que son tan impecables como en la original, realmente no hay grandes apuestas. En lo esencial, y sin revelar nada de gran importancia, el filme es la historia de cómo Neo quiere rescatar a Trinity de la simulación tras despertar de ella por segunda vez. El impacto emocional que este filme tendrá sobre el espectador depende totalmente de su apego a esa relación. Pese a introducir nuevos personajes, estos pierden relevancia conforme el filme avanza y se vuelve más claro que no tiene otra motivación que reunir a esos dos héroes.

Esa reconfiguración de la naturaleza de la Matrix y el regreso de los protagonistas originales obliga a preguntarnos, y el final apenas nos da una vaga idea de la respuesta, qué clase de papel pueden tener estos dos personajes en un mundo en el que la simulación, las máquinas y los programas, no son en sí el enemigo y en el que, como dice uno de ellos en el filme, se ha cambiado la definición de lo que “nuestro” bando significa. Lamentablemente, este es un conflicto que la película ignora por completo para reciclar estructuras narrativas mucho más convencionales.

Mucho se dirá, por ejemplo, de la forma en la que esta película reivindica a Trinity y, tristemente, seguro habrá quien se queje de que esto responde a exigencias políticamente correctas antes que narrativas. Esa discusión parece algo injusta ya que, cualquiera que vea la trilogía original, entenderá que ella, gracias a la ferocidad y determinación con la que Moss la interpretó desde esa primera secuencia, es un personaje con agencia y un factor clave en el desarrollo de la franquicia. No en vano una de las decisiones que ella toma (si es que nos atrevemos a ir en contra del determinismo que plagó esa entrega) es la causa que lo lleva a él a no reiniciar la simulación al final de Matrix recargado y lo que lo distingue de sus predecesores. Más que replantear el papel de ella, lo que hace el filme es reconocer la importancia de su legado tanto como lo hace con la del protagonista masculino.

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En todo caso, la crítica que podríamos hacer a esa intención es la forma en la que se expresa. Si Wachowski quería reconocer la agencia de Trinity y destacar sus habilidades, quizá hubiera sido una mejor idea no volverla la damisela en peligro a merced del villano que necesita ser rescatada. En la nueva simulación, ella cree que su nombre es Tiffany y que tiene un esposo e hijos. Esto es una clara crítica al rol más tradicional que se impone a las mujeres, pero las contadas modificaciones que Wachowski hace a ese clásico entramado de cuento de hadas y que le dan al personaje la posibilidad de elegir o no ese papel, y entrever esa manipulación, se sienten más bien como una salida tramposa ante una estructura que la sigue manteniendo a cierta distancia de Neo.

Matrix Resurrecciones - 65% trae consigo no sólo a los personajes que conocemos y queremos del pasado, sino que los coloca en una nueva encrucijada. Al replantear su relación con la simulación, y hacer un paralelismo de ella con la nuestra, mantiene evolucionando las ideas que por primera vez nos fascinaron del relato, lo que hace una lástima que lo deje de lado. Conserva el empaquetado como explosivo blockbuster de acción, pero eso no es todo lo que la volvió un éxito. El final sugiere una continuación, si vale la pena o no que esto suceda ya dependerá de cada uno. El filme se encuentra en cartelera a partir del 22 de diciembre.

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