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El callejón de las almas perdidas (Nightmare Alley) ya tiene calificación de la crítica

Dotada de un aura de misterio, oscuridad, violencia y crimen, Nightmare Alley deslumbra por todo su apartado técnico

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El callejón de las almas perdidas (Nightmare Alley) ya tiene calificación de la crítica

Dotada de un aura de misterio, oscuridad, violencia y crimen, Nightmare Alley deslumbra por todo su apartado técnico

POR Daniel Guzmán -

De 1930 a 1950 en Estados Unidos se desarrolló uno de los géneros cinematográficos más importantes de la época, que contenía elementos como crímenes atroces, un aura de misterio, ambientes oscuros y lúgubres, juegos de palabras para retratar la psique de los protagonistas, un héroe gris y un investigación policiaca. A todo este conjunto de aristas se le conoce como el género noir. El Halcón Maltés - 100%, La Ciudad Del Pecado - 78%, Barrio Chino - 98%, Sed de Mal o La Bestia Humana son cintas que representan muy acorde a lo que el cine negro se refiere.

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Dentro de los muchos proyectos de Guillermo del Toro, uno de sus muchos pendientes era hacer una cinta sobre el cine noir, donde los elementos ya antes mencionados jugaran un papel importante pero vistos desde la perspectiva del ingenioso director. Si bien se esperaba que la magia de los monstruos estuviera presente, en esta ocasión sólo se limitarán a retratar la oscuridad de una historia directa, pero no por eso menos oscura y tenebrosa. La pregunta es, ¿qué dice la crítica de El Callejón de las Almas Perdidas?

La historia de El Callejón de las Almas Perdidas toma lugar cuando el carismático pero desafortunado Stanton Carlisle (Bradley Cooper) se gana el cariño de la clarividente Zeena (Toni Collette) y su marido mentalista Pete (David Strathairn) en un carnaval ambulante y crea un boleto dorado al éxito utilizando este conocimiento recién adquirido para engañar a la élite adinerada de la sociedad neoyorquina de la década de 1940. Con la virtuosa Molly (Rooney Mara) lealmente a su lado, Stanton planea estafar a un peligroso magnate (Richard Jenkins) con la ayuda de una misteriosa psiquiatra (Cate Blanchett) que podría ser su oponente más formidable hasta el momento.

La crítica señala que los apartados técnicos como la banda sonora, el vestuario muy de acuerdo en la época y la edición precisa son un deleite que endulza la historia de forma increíble. La incertidumbre, el suspenso y la violencia están presentes para formar un aura que atrapa al espectador sin duda alguna. La visión que del Toro (Cronos - 89%, El Laberinto del Fauno - 95%, La Forma Del Agua - 92%) le inyecta a los exóticos carnavales que poco a poco se han ido perdiendo es única, sobre todo a la hora de refrescar dicho elemento. Los personajes son coloridos bajo un guión literal pero directo.

Por otro lado, también se hace mención a que aunque los personajes sus cualidades, hay un elemento que falta que termina por hacer parecer a todos como peones en un tablero de ajedrez. Se esperaba que se explorara la psique del personaje de Cooper, pero esto apenas y sucede. El diseño de producción se come en muchos momentos a la narrativa, por lo cual esta se ve opacada. Tiene todos los elementos del cine noir, pero las oportunidades se desaprovechan más allá del inquietante final. Simplemente es un callejón sin salida.

Sin más por el momento, te dejamos con las reseñas sobre El Callejón de las Almas Perdidas - 72%:

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Roger Friedman, de Showbiz 411:

Nightmare Alley" se abre en un carnaval con personajes muy coloridos y un escenario magnífico. El diseño de producción es de primera, desde decorados hasta vestuario e iluminación.

Sheri Linden, de The Hollywood Reporter:

El guión a veces puede ser demasiado literal, pero la partitura de Nathan Johnson nunca falla, creando una potente fusión de lo majestuoso y lo inquietante, y encapsulando los impulsos de duelo en la visión de Del Toro.

Peter Debruge, de Variety:

Por oscura que sea la visión de Del Toro, es un glorioso homenaje a una experiencia estadounidense casi perdida en el tiempo. Durante siglos, los carnavales de algún tipo ofrecieron una alternativa exótica a la vida de un pueblo pequeño (...) ahora esa experiencia se mantiene viva, inmortalizada en un cuento con moraleja...

Robert Kojder, de Flickering Myth:

Incluso con un final telegrafiado, el camino que toma Nightmare Alley para llegar ahí está lleno de incertidumbre, suspenso y violencia emocionante que utiliza efectos sangrientos prácticos y juegos mentales endiabladamente cautivadores que se sostienen por su elenco.

Pete Hammond, de Deadline:

El vestuario de Luis Sequeira es perfecto para establecer el estilo de la época, y la edición de Cameron McLaughlin es precisa. La partitura de Nathan Johnson se suma al estado de ánimo y la efectividad de este entretenimiento de bienvenida que los fanáticos del noir y del Toro deberían devorar.

Marya E. Gates, de The Playlist:

Lúgubre y demasiado saturado con un CGI oxidado, esta nueva versión de "Nightmare Alley" agrega más sangre y bombas al material original, pero al final permanece emocionalmente inerte y no está claro exactamente lo que quiere decir sobre estos personajes y el mundo que habitan.

Staff, de Gone with the twins:

...una tragedia comparablemente insatisfactoria y sombría que, aunque efectivamente se despoja de la clasificación de cine negro, no es una obra de mucha potencia más allá del inquietante final.

Alonso Duralde, de The Wrap:

Guillermo del Toro ha hecho y sin duda seguirá haciendo algunas de las fantasías más emocionantes y visionarias de esta generación, pero en un raro paso en falso, este “Nightmare Alley” es un callejón sin salida.

Tim Grierson, de Screen Daily:

De repente del Toro deja que los adornos del género y los exuberantes valores de producción abrumen la narrativa. Como exploración de un intrigante impenitente, Nightmare Alley no profundiza tanto en la retorcida psique de Stanton como a uno le gustaría, ofreciendo un retrato más superficial de la codicia y la podredumbre moral.

Jordan Ruimy, de World of Reel:

... algo se siente mal, como si Del Toro se hubiera olvidado de inyectar algún tipo de humanidad en sus personajes. Todos se sienten como peones en un tablero de ajedrez en lugar de involucrar a actores de pura sangre.

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