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RESEÑA | FERATUM 2021 | Hotel Poseidón: La fantasía y el caos

No es una película para todo el público, pero dentro de su fantasía encuentra la manera ideal de mostrar una realidad social.

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RESEÑA | FERATUM 2021 | Hotel Poseidón: La fantasía y el caos

No es una película para todo el público, pero dentro de su fantasía encuentra la manera ideal de mostrar una realidad social.

POR Mishel Luna -

No es muy común que una persona recuerde que lo que soñó la noche anterior, quizá, y con mucha suerte, tenga presente una imagen o lo que podríamos llamar una escena. Pero cuando se logra recordar gran parte del sueño, nos damos cuenta que, aunque se sentía real, muchas cosas no tienen sentido y son bastante extrañas en realidad, eso sin olvidar el cambio tan drástico que puede haber de un momento a otro en la película que dirige nuestro inconsciente.

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La fantasía como género literario, narrativo o cinematográfico ha quedado bastante encasillada como que siempre deben tratarse de cuentos de hadas, princesas y dragones, pero ésta se puede manifestar de maneras tan distintas, desde la magia hasta la distorsión o exageración de una realidad aparentemente común. Los sueños, aunque tienen gran parte de recuerdos de lo que hemos vivido, son también un producto fantástico.

Cuando un director se aventura a llevar a la pantalla grande todo lo que surge en su cabeza en las noches mientras duerme, se consiguen grandes resultados como el famoso Fauno creado por Guillermo del Toro para El Laberinto del Fauno - 95%, y éste aún tiene ese particular toque de cuento de hadas. Pero en esta ocasión, el director belga Stef Lernous, quien ha dedicado su vida entera a la dirección teatral, ha decidido hacer la transición hacia la pantalla grande, algo que no es tan simple como parece.

Hotel Poseidón es una cinta que se ha etiquetado formalmente dentro del género fantástico, sin embargo, logra tener una esencia propia que no te hace pensar con exactitud a qué género pertenece, y tampoco es que resulte necesario. La cinta presenta a Dave, interpretado por Tom Vermeir (guitarrista de la banda de rock belga A Brand), el administrador de un peculiar hotel en donde aloja a los personajes más extraños. Incluido él.

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Éste es un lugar en el que nunca quisieras hospedarte por lo horroroso que resulta, y no es que haya fantasmas o monstruos, sino que su suciedad y falta de higiene es grotesca. Las luces no funcionan, los aparatos electrónicos hacen toda clase de ruido, los sonidos que no quisiéramos escuchar de las habitaciones vecinas se escuchan, y el agua es tan sucia que hasta resulta espesa. Aparentemente, Dave vive su vida de lo más normal, sólo que con suciedad extrema.

Inicia su día sentado en su cama reflexionando sobre algo que no sabemos, bebe un vaso de agua, se peina con todo el gel posible, viste con una camisa totalmente mojada [escurriendo] y usa un par de lentes estrellados. Su rutina se ve invadida el día que llega una joven turista que lo hace ver cosas que no había notado, como el hecho de que su tía, una anciana recostada en una cama a medio camino, está muerta y al parecer desde hace mucho tiempo.

Alrededor de la estancia de la joven holandesa, Dave comienza a experimentar cosas indescriptibles con sus huéspedes, que parecen más una alucinación colectiva e incluso son tan raros que lucen caricaturescos. En medio de tantas escenas difíciles de explicar, la película encuentra la manera de lanzar un mensaje dirigido simplemente para quien quiera atraparlo, pues su objetivo no es necesariamente un análisis profundo, es más como una obra de arte sin sentido y razón que quiere establecerse en la mente del espectador y quizá comenzar ahí una nueva vida.

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En medio de escenas llenas de caos, podredumbre y decrepitud, el director demuestra que, hasta el sujeto más roto, perdido o sin aparente intención de superarse, también puede tener un momento de anhelos y ganas de experimentar algo bueno en su vida como una familia o estabilidad. También da cierto protagonismo al apocalipsis, pero no precisamente como se maneja comúnmente en Hollywood en donde caen bolas de fuego del cielo, llegan extraterrestres o el clima hace de las suyas en las grandes ciudades.

Este apocalipsis es más interno, es la decadencia del hombre mismo, de la sociedad, la invasión del espacio personal y de la privacidad. Hotel Poseidón, a diferencia de otras películas que parecen una obra de arte por su fotografía, pulcritud o composición, es completamente incómoda visualmente; y aunque parece no tener sentido, lo tiene dentro de su propio mundo. Sin duda, esta no es una película para todo el público. El mismo Stef Lernous ha señalado que es una película para festivales.

Cabe señalar que la cinta logra no parecerse a nada en particular, pero algunos expertos han considerado que, al menos desde su narrativa, tiene mucha inspiración en la forma de contar historias de David Lynch (El Imperio - 72%), e incluso cuenta con escenas que bien podrían referir a clásicos momentos del cine de zombies, sin tener a estos come cerebros necesariamente. Sin embargo, en una entrevista con Cineuropa.org, el director señaló que su más grande referencia cinematográfica, con lo que se identifica y donde ve parte de su estilo, es el cine de John Waters (Pink Flamingos, Serial Mom - 60%, Cry-Baby - 71%).

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Es de reconocer que el debut de Lernous como cineasta tiene un gran resultado, en primer lugar, porque no se parece a algo en particular, es una visión bastante personal y no pretenciosa; simplemente es. Además, el salto del teatro al cine no es nada fácil, y es común que cuando esto lo intenta un actor o un director, el resultado no sea el mejor; porque su espacio es diferente, la división entre escenas no es igual, e incluso la interpretación es distinta.

Hotel Poseidón es una catástrofe, pero una catástrofe que funciona y que consigue lo que pocos: mantenerse vigente en la mente del espectador incluso después de haberla visto. El resultado del producto final es totalmente onírico y alucinatorio, y se nota que el director está haciendo las películas que quiere como lo quiere. La película es totalmente incómoda, pero por alguna razón que es difícil de explicar, quieres seguir viéndola hasta el final.

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