Tomatazos

Apenas hemos visto una fracción del “poder desértico” de Arrakis en Duna - 75%. La esperada película de Denis Villeneuve finalmente llegó a cines y con ella mucha expectativa por la segunda parte de la historia de Paul Atreides. El espectacular diseño de producción de la épica de ciencia ficción y el complicado entramado de la política, cultura y familia de la historia todavía tienen mucho por explorar, así que por eso les contaremos de qué va a tratar la segunda parte.

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En caso de que todavía no hayan podido ver Duna - 75%, este es momento de partir y regresar hasta que lo hayan hecho, pues vamos a discutir spoilers de la primera parte de aquí en adelante, pero no necesariamente de la segunda. Con esa advertencia hecha, hablemos del final. Si ya vieron el filme, saben que la película concluye con Paul (Timothée Chalamet) y Lady Jessica (Rebecca Ferguson) siendo tomados bajo el cuidado de Stilgar (Javier Bardem) y su grupo de Fremen, tras el duelo contra Jamis del que el joven protagonista sale con vida.

En la primera película, Villeneuve realmente apenas establece a los personajes y arranca con sus motivaciones. Tras la culminación del plan de la Casa Harkonnen, Paul deberá vengar el asesinato de su padre y cumplir sus deseos de formar una alianza con los Fremen, el pueblo nativo de Arrakis, para recuperar la regencia del planeta. Pero hay mucho más detrás de esta simple premisa y es cuando algunos de los grande temas de la novela de Frank Herbert empiezan a rendir frutos.

En esencia, la segunda parte de Duna - 75% verá a Paul aprender y asimilar la cultura de los Fremen para volverse una figura mesiánica entre ellos, la cual le permitirá liderar contra los Harkonnen. En esta tarea, Chani, el personaje de Zendaya, será clave, pues ella será su guía hacia el centro de las tradiciones y costumbres de este pueblo. De ahí que no sorprenda que el propio Villeneuve haya dicho que ella tendrá un papel más predominante.

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¿Cómo se lleva a cabo este proceso? A través de varias pruebas que Paul deberá superar para probarse como el digno líder de los Fremen. Un ejemplo que se adelanta al final de la película es el montar a un gusano de arena. Así es, el protagonista tendrá que aprender a llamar a una de estas increíbles bestias desde la arena y usar ganchos para poder montarlo y usarlo de transporte en el hostil planeta. Lo mismo le depara a su madre, pues Jessica deberá encontrar un lugar dentro del grupo de sacerdotisas de los Fremen y volverse una Madre Reverenda con ayuda de un ritual mortífero.

Temáticamente, podemos esperar que el filme adopte las preocupaciones ecológicas de la novela. No adelantamos mucho, pero es en la segunda mitad de la novela que se explica qué relación guardan los gusanos, con el agua y con la especie. De este equilibrio, Paul aprenderá una valiosa lección política que más tarde le será invaluable. Sus enemigos, los Harkonnen, por otro lado, se vuelven mucho más crueles con los Fremen, lo que ayuda a esta población a ponerse del lado del joven duque. Hay una subtrama con el personaje de Josh Brolin, Gurney, y los comerciantes de especie, que pareció ser descartada en el filme, así que habrá que ver si hace un regreso en la secuela o no.

Dado que Duna fue bastante fiel, a grandes rasgos, respecto a la novela, es probable que no cambien mucho de la trama para la segunda parte. Lo que estamos seguros que pueden esperar es un vistazo más profundo a la cosmovisión de los Fremen y, obviamente, secuencias de acción más grandes, pues la batalla final para retomar el control de Arrakeen tiene el potencial de tener todavía una escala mayor que el acecho de los Harkonnen junto al ejército de los Sardaukar.

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