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TIFF 2021 | RESEÑA: Cadejo Blanco | Al interior de las pandillas guatemaltecas

A través de una temeraria protagonista, este filme nos lleva al interior de los jóvenes que conformas grupos criminales en Centroamérica.

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TIFF 2021 | RESEÑA: Cadejo Blanco | Al interior de las pandillas guatemaltecas

A través de una temeraria protagonista, este filme nos lleva al interior de los jóvenes que conformas grupos criminales en Centroamérica.

POR Gabriel Escogido -

Sarita entra al cuarto de un hotel con el líder de un grupo de narcos. Lo que él no sabe es que ella está ahí para facilitar su asesinato, el cual le es conveniente a su clica, la pandilla del crimen organizado a la que pertenece. Lo que su banda no sabe, a su vez, es que ella solamente forma parte de su grupo para descubrir qué fue lo que realmente sucedió con su hermana Bea, quien desapareció tras una pelea con uno de sus integrantes, Andrés. Esa es la historia de Cadejo Blanco, filme de Justin Lerner que debuta en el Festival de Toronto 2021.

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Este doble juego, en el que Sarita (Karen Martínez) se arroja para llegar a la verdad sobre la desaparición de su hermana es uno que provoca gran suspenso en Cadejo Blanco. Dirigida por Justin Lerner, este drama que gira entorno a la violencia en Guatemala, y la forma en la que estas pandillas dan un sentido de pertenencia a la juventud de ese país, es uno que seguro resonará con el público mexicano, el cual está familiarizado con relatos, de la vida real y ficticios, muy similares.

Es precisamente por esa abundancia de historias que el filme que Sarita, la infiltrada en la clica, resulta todavía más refrescante. Sarita se desarrolla casi como una espía que es sumamente hábil para fingir y adentrarse a ese mundo, para manipular y engañar a Andrés (Rudy Rodríguez) y compañía con el propósito de ganarse su confianza y, eventualmente, descubrir lo que la verdad sobre el paradero su hermana.

El hecho de que el personaje principal se construya un personaje dentro de la ficción es un reto difícil para cualquier actor, lo que vuelve más impresionante el trabajo de Martínez, a quien seguro recuerdan por La Jaula de Oro - 88%. La forma en la que cuida sus expresiones, dependiendo los personajes que están en escena y si interactúa con ellos o no, lo consciente que está sobre la posición de la cámara y lo que verá el espectador y el dominio que tiene sobre la tensión de su rostro para transmitir a la pantalla el verdadero sentir del personaje pese a la máscara que éste mismo se coloca habla de una intuición y precisión exquisita que pocos actores de su edad tienen.

Más allá de este personaje, y del fenomenal trabajo de la actriz detrás del mismo, Cadejo Blanco es también un retrato brutal de lo normalizada que está la violencia en el país centroamericano. En la construcción, o quizá sea mejor hablar de una reconstrucción, de este peligroso mundo Lerner también es exitoso. Por un lado, con lo frío de los colores de la fotografía, y, por el otro, con el desarrollo de una trama en la que la violencia es la única forma de tener agencia para sus personajes y peor todavía: es la principal manera de ganar un sentido de pertenencia.

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En el relato, la película expone, a través de la historia y el desarrollo de Sarita, cómo es que la violencia es la moneda de cambio de las pandillas y el acto de bautismo con el que se consagran sus miembros. No solamente tiene que cometer acciones atroces para probarse como miembro sino que éstos se convierten en su única vía de acceso a la verdad sobre su hermana. Otro gran acierto de Lerner es que jamás se regocija en estos momentos, los usa de forma estratégica para encerrar al espectador junto a los personajes y en sus tomas de decisión. El fantasma de la justicia no está siquiera presente de una forma retorcida, la protagonista no piensa, ni de cerca, en ir a la policía. En el mundo que vemos, sólo dentro de los márgenes del crimen ella puede dar con el paradero de su hermana.

Muy puntual es también la observación que Cadejo Blanco hace sobre el sentido de pertenencia que estas pandillas dan a sus integrantes. Los jóvenes, de los que sabemos poco, encuentran en la clica un hogar en donde tienen pares, propósito y poder. No se nos revela mucho, por ejemplo, sobre el contexto familiar de Andrés, pero queda claro que fuera del grupo está solo, pero dentro de él tiene valor. Esto también se trata más adelante cuando la propia protagonista empieza a sentirse demasiado cómoda con él y el resto de los pandilleros. Un vistazo a estas dinámicas sociales muy similar al que presentó la aclamada Ya no estoy aquí - 100%, desde preguntas sobre la identidad cultural, sobre México.

Cadejo Blanco llega al Festival de Toronto de 2021 como uno de los pocos filmes latinos que hubo en su programación de está edición, pero también siendo uno muy contundente sobre la preocupaciones de nuestras latitudes. Más tarde en el año, llegará igualmente al Festival de Cine de Guadalajara, así que presten atención si es que allí se les facilita mejor dar con él.

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