Tomatazos

Este fin de semana concluye el Foro Internacional de Cine de la Cineteca Nacional y uno de los films con los que cierra esta edición número 40 es, Vitalina Varela - 80%, filme del director portugués, Pedro Costa (Cavalo Dinheiro - 90%,¡Atraco!), un cineasta que puede presumir de una filmografía que se adhiere a un método de trabajo muy particular y el resultado de sus obras siempre son poemas audiovisuales narrado sobre la línea del cine experimental y la docuficción. La actriz Vitalina Varela participó colaboró por primera vez con Costa en la cinta Horse Money (2014), después de esto el realizador decidió que Varela merecía su propia película. Hasta la fecha, el largometraje de Vitalina Varela - 80% ha recorrido un gran número de festivales cinematográficos, entre ellos, el Festival de Cine de Locarno, donde obtuvo el premio a mejor película y mejor actriz (Varela).

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Vitalina Varela es un drama que sigue a su protagonista, una mujer de 55 años, de Cabo Verde, Portugal, quien decide viajar a Lisboa para ir en búsqueda de su marido que emigró años atrás. Varela ha esperado por 25 años este momento, pero cuando llega a su destino, descubre que su marido murió hace tres días. A partir de ese suceso, ella empieza un recorrido para descubrir más acerca su difunto esposo y la vida que él llevo cuando dejaron de estar juntos.

Este film, al igual que la filmografía de Costa, está lleno de imágenes cargadas de metáforas y simbologías. Vitalina Varela es, un viaje lleno de emociones para quien se atreve a recorrer esta historia de vida junto a su protagonista. Por momentos, es una meditación guiada por la nostalgia y la melancolía de su personaje principal, que hipnotiza con el ritmo lento de su narrativa. Es una obra existencialista que nos entrega lecciones de cómo aprender a convivir con el dolor, el corazón roto y los fantasmas del pasado que son capaces de encontrarnos en los rincones más oscuros de nuestro interior.

Vitalina Varela se distingue por su hermosa propuesta visual, llena de contrastes, sombras y una magnifica composición de encuadres que se apoyan en ingeniosas técnicas de iluminación. Cada forma es perfecta y cada encuadre se convierte en una pintura de estilo barroco que se vuelve más bella a medida que avanza el metraje. La paleta de color utiliza colores vibrantes que nos sumergen en la atmosfera de las locaciones que utiliza Costa. La colaboración entre el realizador y el cinefotógrafo, Leonardo Simoes, demuestra que son uno de los mejores equipos de trabajo del cine independiente, y entienden a la perfección la visión del otro.

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Es increíble la capacidad que tiene el director para decir mucho con poco, aún sin el uso de un guion, sin diálogos, pocos movimientos de cámara y sin recursos artificiosos, Costa logra comunicar una infinidad de ideas a través de la expresividad de sus planos y nos comprueba la teoría de que menos es más. En esta ocasión el director logra llevar su estilo al siguiente nivel. La cámara alcanza a capturar las emociones de su protagonista a través de las expresiones y el movimiento corporal. Es destacable el trabajo de interpretación de Varela, el cual nos lleva a sentir y a experimentar sus emociones en el estado más puro y crudo del ser humano.

En conclusión, Vitalina Varela es, un largometraje con una profunda dimensión espiritual, una oscura despedida en busca de la luz y la paz interior. Un relato de resistencia frente al dolor, la inmigración, la pobreza. Un filme que demanda total atención y no es para todos los espectadores, pero quien decida adentrarse en esta cinta, se encontrará con una enorme experiencia audiovisual que no dejará indiferente a nadie.

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