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RESEÑA: Liga de la Justicia de Zack Snyder | Menos no es más en el camino a la redención de Zack Snyder

No es una película que vaya a revolucionar el panorama del cine de superhéroes, pero sí es una prueba de que los estudios deben confiar en la visión de sus directores de principio a fin

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RESEÑA: Liga de la Justicia de Zack Snyder | Menos no es más en el camino a la redención de Zack Snyder

No es una película que vaya a revolucionar el panorama del cine de superhéroes, pero sí es una prueba de que los estudios deben confiar en la visión de sus directores de principio a fin

POR Julio Enrique Macossay Chávez -

Una de las mayores fortalezas de Marvel ha sido una de las más grandes debilidades que le ha traído al cine de superhéroes: Kevin Feige; en realidad el control que él tiene sobre las obras que conforman el MCU. Pensemos en el caso de Scott Derrickson y Peyton Reed. Las mejores películas de ambos son las que hicieron con Marvel: Doctor Strange: Hechicero Supremo - 89% y Ant-Man: El Hombre Hormiga - 81%. Ambos tienen potencial, pero hizo falta que alguien con el colmillo de la mente maestra detrás del MCU lo puliera para que dieran frutos. La recientemente estrenada Cherry - 27% de Anthony Russo y Joe Russo es otro ejemplo. Regresemos a Ant-Man. Ahora pensemos en Edgar Wright . Él iba a dirigir esa película, pero abandonó el proyecto por diferencias creativas. Sus palabras sintetizan perfectamente el problema que plaga a la industria en este género: “Yo quería hacer una película de Marvel, pero no creo que ellos quisieran hacer una película de Edward Wright”. Simplificando mucho el asunto podríamos decir que el estudio y Feige no tuvieron confianza en la visión del director porque ellos tenían la suya propia que no fue compatible. Años después y tras su incapacidad de producir una película de Thor que conectara con la crítica y el público, Feige le permitió hacer una película con su estilo particular a Taika Waititi y el resultado fue Thor: Ragnarok - 92%. Todo parece indicar que Thor: Amor y Trueno - 76% es una prueba de que Marvel sigue confiando en la visión particular de este director.

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Uno pensaría que la lección que los otros estudios aprenderían de esto es que deben saber distinguir cuando deben confiar en las capacidades y visiones de sus directores y cuando no. La realidad por supuesto fue otra. Uno de los casos más sonados es el de Josh Trank . Fox no confió en su versión de Los 4 Fantásticos - 9% y el resultado fue abismal; si uno la ve con atención, se vuelve evidente que hay una buena cinta en potencia ahí; en particular una versión posmoderna con toques de Stanislaw Lem de la primera familia de Marvel. Esa cinta se quedó en el mundo de las posibilidades porque a Fox le dio miedo no hacer una película de superhéroes convencional y, por ello, fracasaron estrepitosamente. El otro caso famoso es la Liga de la Justicia - 41%.

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Zack Snyder estaba en la cima del mundo, al menos el de Warner. Su estudio confiaba en su visión. Entonces creó Batman vs Superman: El Origen de la Justicia - 27%. La película no cumplió las expectativas de Warner ni de los fans y mucho menos de la crítica. Perdió la confianza que tenían en él. El resultado fue la creación de DC Films con Geoff Johns y Peter Berg a la cabeza. El estudio dejó de tener fe en sus directores. Esto quedó patente con el Escuadrón Suicida - 25%, de David Ayer . El estudio no confió en él. Margot Robbie dejó muy en claro que los que fallaron fueron los productores: “Una vez que decides quién es tu director y él tiene una visión, tu trabajo es permitir que llegue a buen término y sólo intervenir para que no se salga de curso. Creo que esa es la forma adecuada. Es lo que un productor debería hacer”. En DC no pensaron así y le pidieron a Snyder que su versión de la Liga de la Justicia fuera menos seria. Entre la presión del estudio y el suicidio de su hija Autumn, Zack Snyder tuvo que pasarle la batuta a Joss Whedon .

Todos sabemos cómo termino eso. El filme fue un desastre; estuvo lleno de chistes forzados, demasiados personajes y muy poco desarrollo de los mismos, sin olvidar que fue una pesadilla para Ray Fisher. Esta película le costó su puesto a Peter Berg y en un sentido mató al DCEU. Aún se hacen películas en este universo cinematográfico, pero ya no están relacionadas entre sí como las de Marvel.

Guasón - 91%, de Todd Phillips y Aves de presa y la fantabulosa emancipación de una Harley Quinn - 75%, de Cathy Yan son pruebas fehacientes de que DC aprendió su lección. El hecho de que la La Liga de la Justicia de Zack Snyder - 82% vea la luz es otra prueba de ello. Es un vistazo a lo que pudo ser de haber confiado en él y les puedo decir que hubiera sido un futuro brillante.

Lo primero de lo que se tiene que hablar es del humor. A Snyder se le pidió que agregara chistes a su película. Esta versión los sigue teniendo, pero en mucha menor cantidad. Como ocurre en los cómics y en sus diversas encarnaciones animadas, el humor está centrado en Flash (Ezra Miller). Esa suele ser función y aquí eso no cambia. Aún lo veremos hacer algunos comentarios fuera de lugar, pero los demás ya no harán esos chistes que nos dejaban tan incomodos como a los actores al decirlos. En general es una película más seria. De hecho, también se eliminó el melodrama innecesario. Ya no comienza con unos niños haciéndole preguntas a Superman (Henry Cavill) ni sale la familia que está siendo asediada por los parademons de Steppenwolf (Ciarán Hinds). Lo trágico se dejó donde debía estar en un principio: en el pasado y presente de los personajes principales.

Se suele decir que menos es más, pero eso no aplica para el Snyder Cut. Uno de los grandes errores de la versión de Whedon es haber recortado el filme para que durara dos horas (decisión del estudio, por cierto). La película funciona mejor con cuatro horas. Así es posible expandir y desarrollar sus distintas tramas y personajes. El primer beneficio palpable de esto es que muchas cosas que sólo estaban insinuadas son explicadas a detalle. Cómo consiguió Aquaman (Jason Momoa) su tridente; qué vio la Mujer Maravilla (Gal Gadot) cuando fue a recoger la flecha que le lanzó Hipólita (Connie Nielsen); la activación de los cubos durante la muerte de Superman; por qué Steppenwolf eligió una ciudad reminiscente de Chernóbil como su base de operaciones, entre otras sorpresas. Y créanme que a pesar de que hayan visto la versión anterior, ésta tiene varios momentos inesperados que no vimos en el 2017.

Lo mejor que añadió la nueva duración es que ahora todos los personajes están mucho más desarrollados y tienen motivaciones bien definidas. El que más se beneficia de esto es Cyborg. Su presencia no estaba bien justificada en el corte de Whedon. De todos los héroes, él es con el que la audiencia puede estar menos familiarizado y por eso en esa versión era una debilidad que su origen sólo estuviera insinuado y sus motivaciones vagamente pinceladas. Eso ha cambiado. Ahora se conoce a detalle cómo es qué se convirtió en Cyborg y su camino para reconocerse como un digno defensor de la Tierra y todo lo que pone en juego para salvarla. La película sigue siendo coral, pero ahora se puede argumentar que su centro en muchos sentidos es Victor Stone. La aventura principal lo forja como personaje de una manera que no ocurre ni con Batman (Ben Affleck ) ni con ninguno de los demás héroes. Tiene sentido porque es el único que no iba a tener su propia película. Con esto no quiero decir que no tengan una mayor complejidad narrativa los otros miembros de la Liga en comparación con la versión anterior.

Lois Lane también se beneficia enormemente. Amy Adams es una gran actriz y, como bien dejó en claro en La Llegada - 94%, sabe perfectamente cómo expresar los efectos del luto en pantalla. Lamentablemente Joss Whedon redujo esto a un montaje acompañado por “Everybody Knows”, de Sigrid. Ahora se nos muestra a profundidad la manera en que la muerte de Clark Kent afectó su vida y su trabajo. Eso le da mucha más potencia a la escena en que ayuda a calmar a Superman y que tengan más sentido las escenas en que logra que el héroe regrese a la normalidad. Todo esto cobra un significado distinto si lo ponemos a la luz de la vida personal de Snyder. Sus reflexiones sobre el luto no deben de estar muy alejadas de las que él y Deborah Snyder han de haber tenido durante la muerte de su hija (recordemos que esto se grabó antes de este suceso).

Por otra parte, Superman aquí no es un personaje que pase de querer matar a la Liga a hacer chistoretes con Flash en un segundo. Se desarrolla un poco más al personaje y se deja más en claro las consecuencias que tendrá haberlo resucitado. Un defecto que sigue teniendo es que su presencia es un deus ex machina elaborado.

Otro personaje que se beneficia en gran medida es Steppenwolf. Uno de los grandes problemas de las cintas de superhéroes han sido sus villanos. Por cada Thanos hemos tenido muchos villanos olvidables como Malekith o Whiplash. Definitivamente el Steppenwolf de la versión de Whedon se une a esa lista. Esta nueva encarnación del personaje no está al nivel de Thanos ni por equivocación, pero es un personaje mucho más tridimensional. Ahora sabemos qué lo motiva a invadir la Tierra y todo lo que tiene que perder en caso de fallar. Algo en lo que también se benefició es en su diseño. Esta versión es más imponente y su armadura, a caballo entre lo orgánico y lo metálico, le da un toque mucho más alienígena. Otra mejora substancial es la batalla final contra él. Tiene más tensión, está libre de chistes, y tiene el sello característico de Snyder.

Retomando lo anterior, quien esté familiarizado con el cine de este director sabrá que uno de sus elementos característicos es el uso de la cámara lenta para crear escenas casi pictóricas de cierto preciosismo. 300 - 60% tiene varios ejemplos. En el corte de Joss Whedon se conservó una. Cuando Flash le pasa la espada a Diana. Ahora tenemos más de ellas. En general estas escenas están justificadas en el nivel narrativo gracias a los poderes de los personajes, algo que ya habíamos visto, por ejemplo, en X-Men: Días del Futuro Pasado - 91%. Las que tienen más marcado el sello del director son tres, una está presente cuando derrotan al villano, la otra en el prometido encuentro entre Barry Allen e Iris West (Kiersey Clemons) y otra cuando se muestra la batalla ocurrida en tiempos ancestrales entre las fuerzas terrestres y el ejército de Apokolips. En la película anterior, esta escena ya se notaba como un claro homenaje a la derrota de Sauron en El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo - 91%. En esta versión la escena se expande mucho más y queda aún más claro y detallado el homenaje.

Un último punto del que se debe hablar y a la vez no hablar son los personajes que se cortaron de la versión anterior. No voy a arruinarle la diversión a nadie diciendo quiénes son. Es muy probable que si son fanáticos de hueso colorado de DC ya lo sepan, pero este filme tiene varios personajes icónicos que fueron colocados como una manera de generar lazos narrativos con las futuras películas del DCEU y con una futura secuela. La escena que muestra mejor ocurre al final. Esta película no contiene escenas poscréditos, pero sí un largo epílogo que sienta las bases para la secuela que no veremos. Es una excelente manera de cerrar el filme que dejará a los fans con ganas de más, aunque todo indica que eso no va a pasar. Tiene sentido haberla incluido si tomamos en cuenta que lo que tenemos frente a nosotros es la película tal cual Snyder la había planeado con todo y vinculaciones a un ciclo que no llegará a hacer (no olvidemos que este epílogo lo filmó en octubre del año pasado).

Snyder nos entregó lo que había prometido y logró algo que pocos directores en el ecosistema actual de Hollywood han podido hacer; sacar a la luz el filme que la intervención de los productores le impidieron entregar en primer lugar. No es una película que vaya a revolucionar el panorama del cine de superhéroes, pero sí es una prueba de que los estudios deben confiar en la visión de sus directores de principio a fin. Es mejor que nos entreguen una película de Zack Snyder y DC y no sólo del estudio.

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