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RESEÑA | Tupamaro: Guerrillas Urbanas | Un retrato inacabado, pero enérgico a un “Vigilante” guerrillero

En su primera incursión en el cine, Martin Markovits sigue a quien fue el líder del grupo guerrillero Tupamaro, el cual sirvió a Hugo Chávez durante su mandato.

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RESEÑA | Tupamaro: Guerrillas Urbanas | Un retrato inacabado, pero enérgico a un “Vigilante” guerrillero

En su primera incursión en el cine, Martin Markovits sigue a quien fue el líder del grupo guerrillero Tupamaro, el cual sirvió a Hugo Chávez durante su mandato.

POR Alejandra Lomelí -

La política latinoamericana se ha estudiado desde la Academia y a través de trabajos periodísticos galardonados, pero no son las únicas áreas que han mostrado interés por las heridas abiertas de un pasado social turbulento, directores como Andrés Wood y Patricio Guzmán son la vanguardia de un cine latinoamericano comprometido con revivir la historia política reciente a través de ficciones desgarradoras que muestran las terribles consecuencias de las dictaduras: del primero tenemos, entre otras, Machuca - 89%, del segundo, los documentales Nostalgia de la Luz, El Botón de Nácar - 93% y La Cordillera de los Sueños - 95%, por mencionar tan solo algunos de los títulos con los busca rescatar la memoria del pueblo chileno.

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Otros ejemplos notables son Magallanes - 67% de Salvador del Solar y las películas de Pablo Larraín (Tony Manero - 85%, Post Mortem, No - 93%). Ahora, a través de Amazon Prime Video se suma un nuevo título, Tupamaro: Guerrillas urbanas, ópera prima de Martin Markovits con las que ha recogido un puñado de premios en el circuito de Festivales. Este documental se aproxima a los numerosos grupos de control que operan en Venezuela, creados durante el gobierno de Hugo Chávez, todo ello a través de una figura central: Alberto “El Chino” Carías.

Tupamaro: Guerrillas Urbanas da voz a Carías, quien fue un vigilante y líder de un “colectivo” de control que sirvió como funcionario público bajo las órdenes de Hugo Chávez, y temporalmente a Nicolás Maduro ya que luego dimitieron. Un personaje lleno de contradicciones ya que, luego de ser un asesino y acusado de matar policías, paso a dirigir el colectivo contra los traficantes de drogas del barrio 23 de enero de Caracas bajo la consigna de dar “bang, bang a quien no se porte bien y venda drogas”. Dicho colectivo evolucionó hasta convertirse en una fuerza política a los órdenes del comandante Chávez.

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Por donde se vea, “El Chino” Carías es una figura potencial para el cine y Martin Markovits lo sabe. El director se aproxima a este periodo de forma enérgica y atractiva, decantándose por un toque mítico en la construcción del personaje, y es que, si bien recoge testimonios encontrados sobre la labor del colectivo, así como aquellos que dan cuenta del amor y odio que despertó Carías en la barriada – principalmente se nota la admiración y agradecimiento que generó su labor -, el retrato del que se definía a sí mismo como un “Vigilante” es cautelosamente legendario, no por nada el mismo protagonista apunta que el nombre del colectivo Tupamaro lo eligió en honor a Tupac Amaru, el último inca y líder de la mayor rebelión anticolonial que se dio en Hispanoamérica en el siglo XVIII, así como por el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.

Markovits, quien se desempeña como periodista de política Latinoamericana para medios estadounidenses, elabora entonces un retrato agudo, pero inacabado de un personaje complejo del que se muestra muy poco su lado truculento, quizá una consecuencia de sus escasos 53 minutos de metraje. Se antoja un estudio más detallado sobre los vínculos del Estado con la guerrilla, más si tomamos en cuenta el estilo periodístico de Tupamaro: Guerrillas Urbanas, el cual da cifras duras sobre los niveles de violencia y asesinatos en Venezuela, así como los fragmentos de periodistas y noticieros norteamericanos informando sobre disturbios políticos.

El documental, desarrollado en 5 capítulos, mantiene el interés, ya sea por la percepción de los periodistas especializados en política (a quienes, por cierto, no se muestran, pero sí se pone su nombre), o por las declaraciones, sin tapujos, pero irónicas en propia voz de Alberto Carías en torno a los objetivos del colectivo, la lucha constante contra los traficantes de drogas y sus deseos de vengar a un sobrino, asesinado por grupos rivales.

Tupamaro: Guerrillas urbanas es una buena opción para adentrarse a un momento complejo de Venezuela durante el periodo de Hugo Chávez, además, como pieza cinematográfica, tiene una muy buena propuesta formal y narrativa.

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