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Vitalina Varela, de Pedro Costa, ya tiene calificación de la crítica

Con una puesta en escena estilizada y valiéndose de una fotografía claroscura, la película ha recibido los elogios de la crítica gracias al vanguardismo con el que se ha aproximado a la vida de Vitalina Varela

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Vitalina Varela, de Pedro Costa, ya tiene calificación de la crítica

Con una puesta en escena estilizada y valiéndose de una fotografía claroscura, la película ha recibido los elogios de la crítica gracias al vanguardismo con el que se ha aproximado a la vida de Vitalina Varela

POR Alejandra Lomelí -

Pedro Costa se ha convertido en el cineasta independiente referente de Portugal. Sus películas no pasan inadvertidas, y es de los pocos que continúa haciendo cine experimental. Su más reciente película, Vitalina Varela - 80%, ganadora del Leopardo de Oro del Festival de Cine de Locarno en 2019, llega cinco años después de Cavalo Dinheiro - 90% - otro de sus triunfos en el mismo festival (Mejor Director) -, siendo su filme más paradigmático.

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Con una puesta en escena estilizada y valiéndose de una fotografía que juega magistralmente en la oscuridad, la película ha recogido los elogios de los críticos, que si bien advierten del tono contemplativo y estar ante una película que exige mucho al espectador, ha dejado entusiasmo gracias al vanguardismo con el que se ha aproximado a la vida de Vitalina Varela.

Vitalina Varela es una mujer de 55 años procedente de Cabo Verde que llega a Lisboa tres días después de celebrar el funeral de su marido, que tiempo atrás emigró a la capital portuguesa. Ha estado esperando este momento durante más de 25 años. La espera, pero principalmente el dolor, son las líneas narrativas en torno a las que Pedro Costa enarbola un estudio sobre el luto, el amor y la migración, insertado en una puesta en escena que se regodea en su tan conocido estética: una bella, exquisita fotografía; una hipnotizante iluminación, una ejecución concienzuda y un relato que se cuece a fuego lento. Sí, todo está dispuesto, todo, pero elevado a su máxima expresión.

Orgullosa de su quietud, los escasos diálogos y una acción dilatada llegan a ser un reto hasta para el espectador mejor entrenado en el cine contemplativo, la crítica lo destaca y no es condescendiente al calificar el ritmo de rígido, pesado y desesperante, pero también afirman que dicho camino recompensa gratamente a aquellos que se sumergen en esta “poesía cinematográfica de un entorno único”, apuntó el crítico Eric Kohn en su reseña para IndieWire.

La fotografía claroscura es lo que más ha resonado en las evaluaciones. Considerada una obra maestra del claroscuro, los expertos se han apurado a indicar que es la película estéticamente más expresionista del director portugués, así como la más indicada para las “susurradas reflexiones” que giran en torno de la pérdida, el luto y el amor.

Pero lo que da sentido a esta película que se esfuerza por no polarizar la opinión, es su protagonista, Vitalina Varela, una mujer que sin ser actriz entrega una interpretación sólida e impecable a través de sus impulsos emocionales. En seguida, compartimos algunas de las reseñas que ha obtenido Vitalina Varela - 80%:

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Monica Castillo de RogerEbert.com:

Si te entregas a la hermosa cinematografía y a las susurradas reflexiones, encontrarás una película increíblemente hermosa sobre el amor, la muerte y la inmigración.

Mark Asch de Little White Lies:

El cine de Costa es realista y más grande que la vida.

Steven Sheehan de The Digital Fix:

El estilo vanguardista de Costa no será del gusto de todos, pero incluso si encuentra la escasez de la historia impenetrable, la belleza melancólica de la fotografía merece ser elogiada.

Giorgia Del Don de Cineuropa:

Ver Vitalina Varela supone un desafío tan irritante como gratificante. Abrumados por una sensación indescriptible entre el rechazo y la admiración, salimos de la proyección del último trabajo del legendario director portugués Pedro Costa con la sensación de haber presenciado una masa oscura de tonalidades épicas, pese a la miseria que lo cubre todo.

Luciano Monteagudo de Página 12:

Es un ejercicio expresionista que demanda mucho del espectador y, a cambio de esa paciencia y concentración, le devuelve la posibilidad de que el cine sea un poco (bastante) más que contar bien una buena historia.

Jay Weissberg de Variety:

El formalismo de Pedro Costa entusiasmará a sus seguidores, aunque otros no disfrutarán tanto sus imágenes rígidas usadas para generar emociones intelectualizadas.

Christopher Machell de CINEVUE:

Una obra de asombrosa belleza estética, estilizada composición y uso del claroscuro que recuerda a los maestros holandeses.

Neil Young de Hollywood Reporter:

Un estudio complejo y conmovedor del luto.

Dani Rodríguez de Cine Maldito:

Vitalina es la película, y la mujer lo agradece mostrando una interpretación silenciosa, implacable y despiadada en los impulsos emocionales. Costa los mide muy bien y para ello utiliza algunas de sus mejores dotaciones formales, como la simplista puesta en escena con férreos encuadres, la escala limitada del color en el que la escasa luz utilizada enfervorece la presencia de la protagonista...

Dave White de The Wrap:

Al centrarse en las experiencias reales de sus actores, el cine concienzudo de Costa habita en un espacio totalmente humano. (...) Costa rechaza el voyeurismo y la condescendencia a favor de una narrativa solidaria con sus actores, una en la que no hay amortiguación de ironía, ni efectos de distanciamiento.

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