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RESEÑA: El Arte de Defenderse | La inquebrantable jerarquía del karate

El Arte de Defenderse es una comedia de humor negro cuyo poderoso mensaje nos recuerda que, en la vida y en el karate, el puesto más alto de la jerarquía es aquel que rompe con sus medios

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RESEÑA: El Arte de Defenderse | La inquebrantable jerarquía del karate

El Arte de Defenderse es una comedia de humor negro cuyo poderoso mensaje nos recuerda que, en la vida y en el karate, el puesto más alto de la jerarquía es aquel que rompe con sus medios

POR Alejandra Lomelí -

La premisa que da pie a El Arte de Defenderse - 85% no es nueva, de hecho, el propio director y escritor Riley Stearns se da el lujo de referenciar a El Club De La Pelea - 80%, quizá la película cumbre sobre la desilusión y la monotonía. Pero esta película no pretende llegar a los rangos de la dirigida por David Fincher, al menos no en su registro estético, su ambición es menor y su historia más simple, y no por ello deja de ser una propuesta lúcida y efectiva.

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Aquí tenemos un relato íntimo que sigue a un joven inseguro, con muchos temores y con una vida carente de un sentido; el único pasatiempo que tiene para romper con la rutina es aprender francés. Este chico se llama Casey (Jesse Eisenberg) que, tras ser brutalmente atacado en la calle, se inscribe en un curso de karate dirigido por un misterioso Sensei (Alessandro Nivola), en un esfuerzo por superar sus miedos y aprender a defenderse. Pero lo que descubre es un mundo siniestro de fraternidad y violencia. Casey emprende un viaje, tanto aterrador como sombrío, que lo colocará directamente en la mira de su enigmático nuevo mentor.

En clave de comedia negra y sátira sobre la masculinidad, El Arte de Defenderse plantea un relato profundo sobre la reivindicación masculina a través del personaje de Jesse Eisenberg, y de la femenina con el personaje de Imogen Poots, Anna, una alumna muy avanzada en el arte del karate y a la que se le ha negado un cinturón negro solo por ser mujer. Aquí radica uno de los aciertos de este largometraje ya que, sin abanderar ningún movimiento de género, hace una exploración muy acertada sobre el abuso de poder y el machismo.

Así como el guión sorprende por sus actuales y resonantes subtextos, el tono transita entre la comedia y el misterio, tornando el relato en un thriller imprevisible, que prepara el camino para un desenlace catártico para Casey y un tanto agridulce en términos generales. Es en la evolución de Casey, que pasa de ser un tipo servil e idiotizado a uno seguro y con decisión de hierro, donde se resiente una falta de profundidad para hacer creíble su transformación, sin embargo, resulta curioso que sea la interpretación de Jesse Eisenberg la que mantiene a flote los cambios de registro de forma convincente.

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Hablando del rubro actoral, resulta necesario destacar el trabajo de Alessandro Nivola, quien no solamente es el discreto, pero terriblemente malvado antagonista de Eisenberg con su personaje Sensei, sino que añade el toque flameante de un villano encantador sobre el que se sostiene gran parte de la tensión que nos mantiene intrigados hasta el final.

En este punto es necesario hablar del director. Riley Stearns es un director prácticamente desconocido para el público, El Arte de Defenderse es apenas su segundo largometraje después de dirigir algunos cortometrajes, a pesar de eso, la película da cuenta de una mano firme al momento de ejecutar esta ironía que en manos de otro director con menos oficio hubiera caído en lo burdo y el mal gusto ya que, como mencionamos líneas atrás, los diálogos son delirantes, pronunciados por personajes cuyo contexto no sólo es dramático, sino miserable.

Aunque es una película que se tambalea en cuanto al diseño de los personajes y sus objetivos (principalmente en el caso de Casey y Anna), El Arte de Defenderse brilla porque tiene la suficiente ambición para plantarse como una película diferente y novedosa a pesar de que no descubre el hilo negro. Dotarla de un humor extravagante hace que los diálogos parezcan espontáneos y frescos.

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Este discurso que se ha mezclado con la filosofía de las artes marciales ha generado una propuesta retorcidamente deliciosa, convirtiendo las “palabras en puños” y donde la jerarquía se respeta. El Arte de Defenderse - 85% es una de las glorias que nos deja este año.

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