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El Hombre que mató a Don Quijote | Un viaje irreal del que podrías no regresar

Terry Gilliam por fin logró terminar su “adaptación” del clásico literario aunque lo que quiso decir con ella no sea muy claro.

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El Hombre que mató a Don Quijote | Un viaje irreal del que podrías no regresar

Terry Gilliam por fin logró terminar su “adaptación” del clásico literario aunque lo que quiso decir con ella no sea muy claro.

POR Gabriel Escogido -

Luego de más de veinte años de obstáculos, uno de los cuáles fue sufrir un infarto, Terry Gilliam demostró que el que persevera consigue y logró estrenar El Hombre que mató a Don Quijote - 44%. Su épica inspirada en el personaje de Miguel Cervantes tiene todos los elementos que el cineasta pudo haber necesitado para entregar otro clásico a la altura de Brasil - 98% o 12 Monos - 88%, pero la falta de enfoque dejó cojo a su caballo antes de lograrlo.

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Cansado de lo superficial de su trabajo, Toby (Adam Driver) se ve arropado por la nostalgia de visitar la villa española en la que rodó su primer película sobre El Quijote, pero al hacerlo descubre que el hombre que la protagonizó, un viejo zapatero (Jonathan Pryce), ha enloquecido y se cree verdaderamente el caballero medieval. Tras un accidente, ambos se ven forzados a escapar de la justicia juntos y, sin querer, terminan por volverse una pareja muy similar a la de la gran obra de la lengua española.

Aunque el metraje original que a lo largo de los años Gilliam filmó no es utilizado, El Hombre que mató a Don Quijote - 44% se siente como un pastiche de diferentes ideas y escenas que el cineasta pensó con el paso del tiempo y que terminó articulando sin mucho sentido y sin tener en mente el significado que buscaba transmitir. Pese a contar con éxito pequeñas viñetas de aventura, el gran número de subtramas terminan cayendo sobre el resultado final.

Además de su fotografía en locación, el aspecto más destacable del filme son sus actuaciones. Tanto Driver como Pryce, pero especialmente este último, se adaptan con facilidad a los distintos aspectos de sus personajes. El Quijote pudo haber resultado sobreactuado, pero es la mesura y el amplio registro de Pryce que convierten a un hombre con un carácter excesivo en alguien entrañable, divertido e incluso heroico.

Es fácil observar que el filme tiene similitudes con la propia historia sobre su realización. Driver interpreta a un director frustrado que no consigue hacer una obra que le resulte satisfactoria y que además encuentra que en su intento por empujar a sus actores a hacerlo ellos tuvieron que pagar un importante costo personal. La película intenta plantear si vale la pena dejarse llevar por la ficción incluso si eso resulta en perder la vida. Pero este punto se pierde con facilidad.

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Eso no quiere decir que El Hombre que mató a Don Quijote no logré narrar aventuras épicas. Hay bastante comedia física que acompaña algunas escenas de acción y de batalla que resultarán del gusto de los fans de la época medieval y la aventura, pero la mayoría de ellas se sienten como un desvío por diversión del tema principal. Esto no hace más que frustrar al espectador que espera algo más detrás de cada una de ellas.

El Hombre que mató a Don Quijote - 44% es un viaje, con una pareja bastante simpática, que da vueltas una y otra vez sobre un tema en el que realmente nunca aterriza. Y si no hay un esfuerzo por detenerse a pensar un poco sobre su sentido, puede que el espectador termine, como el protagonista, perdido y sin una brújula que le permita diferenciar entre la realidad y la ficción.

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