Tomatazos

HBO ha conseguido, a punta de un gran esfuerzo y siempre corriendo riesgos, ser uno de los máximos referentes en cuanto calidad televisiva. No sólo por éxitos como Game of Thrones - 98% o Westworld - 96%, sino también por dramas como Six Feet Under y The Deuce, y su nueva serie, Succession, es prueba de que aún tiene mucho que aportar a la programación.

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Protagonizada por Brian Cox como Logan Roy, un magnate dueño de un imperio mediático, la serie sigue la lucha por el control del conglomerado de medios luego de que él sufre un derrame cerebral sin dejar en claro cuál de sus cuatro hijos será su sucesor. La lucha por el control de la mesa directiva de la corporación, y los problemas financieros de la misma, complican cada vez más el pase de la antorcha.

Con esa premisa, que para algunos podría sonar poco sorprendente, entrega una satisfactoria pelea que, pese al drama familiar, cuenta también con unos momentos muy sinceros de comedia. Los libretistas del show deben llevarse la mayoría del crédito, pues son los personajes quienes cargan por completo el ritmo de la trama.

Cox y compañía son también de admirar. Las distintas personalidades de cada uno de los hijos de este desafortunado empresario son actuadas en un tono que permite conocer a medias la intención detrás de las decisiones que cada uno de estos hermanos toma al enterarse del estado de su padre. Otro gran acierto es que el poder no es la única motivación detrás de ellas, sino que poco a poco revela la complicada relación entre cada participante, lo que hace a la serie más adictiva.

Es el ritmo de los hechos lo que ayuda a que Succession resulte tan cautivadora. En gran parte, gracias al gran número de personajes, y sus distintas motivaciones, el show continúa poniendo en aprietos a su protagonista, Kendall, interpretado por Jeremy Strong, el ejecutivo que se quedó a muy poco de convertirse en el heredero de la empresa. La forma en la que se revela información al espectador, pero no a los protagonistas, ayuda a provocar expectativa y emoción.

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Probablemente, el único defecto de la serie sea que no parece tener mucho potencial para seguir con la historia. Dada la salud del patriarca de esta familia, será interesante ver si los guionistas logran seguir impactando con los secretos que esconde la compañía y la batalla por su control.

Entre rivalidades y favoritismos, la historia de Succession tiene ese magnetismo porque explota la dinámica de cualquier familia disfuncional, pero aumenta las apuestas al añadirle el peso de la búsqueda por el poder político y económico. Si algo demuestra este programa es que, hasta en las familias más acomodadas, el odio y la envidia también echan raíz, sólo que ésta es todavía más venenosa.

Succession estrena este domingo en HBO y su primera temporada consistirá de 10 episodios.

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