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Tardes de Netflix | Aggretsuko, la vida godín a ritmo de metal

La serie animada hace una mordaz crítica a los suplicios del mundo laboral con humor y una dosis de metal

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Tardes de Netflix | Aggretsuko, la vida godín a ritmo de metal

La serie animada hace una mordaz crítica a los suplicios del mundo laboral con humor y una dosis de metal

POR Ruben Martínez Pintos -

La animación se mantiene como una forma sumamente versátil de contar historias en la pantalla chica y grande. Desde un Mazinger Z: Infinity - 86% hasta un Tu Nombre - 98% o Isla de Perros - 87%, todas son formas de plasmar relatos de diferentes estilos e inquietudes. Sin embargo, la miopía de muchos espectadores e incluso algunos críticos persiste al querer reducir la animación a un objeto para distraer niños un rato y por eso no me sorprendería que algo como Aggretsuko tome desprevenido a más de uno, principalmente al que difícilmente crea que la sátira social puede existir de forma animada, a pesar de que Los Simpson llevan varias décadas al aire, aunque sin la misma relevancia.

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La idea de combinar lo tierno y lo agresivo es algo que en Occidente aún causa confusión, pero en un lugar como Japón mucha gente la consume diario en su entretenimiento. Bandas de metal compuestas por niñas en vestidos lindos, animaciones con personajes tiernos que sangran y mientan madres. Estos contrastes tienen varias posibilidades narrativas que una buena pluma puede desarrollar y eso es lo que sucede con Aggretsuko, la serie animada estrenada en Netflix y que usa a un personaje dulce (de los creadores de [/b]Hello Kitty[/b] ni más ni menos) para hacer una afilada sátira del mundo laboral japonés.

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Escrita y dirigida por alguien conocido simplemente como Rarecho, la historia gira en torno a Retsuko, una panda roja oficinista de 25 años, soltera y sin mayor ambición que sobrevivir a la jornada laboral de cada día. Su puesto en el área de contabilidad de una enorme empresa puede ser en extremo desgastante, sobre todo con un jefe machista que sólo sabe dar órdenes mientras practica su swing de golf. Sumemos a esto compañeros de trabajo lengua larga y supervisores que no dudan en arrojar trabajo extra a la pobre pandita. Sin embargo, al final del día, Retsuko puede sacar todo su estrés en su karaoke de confianza, donde a ritmo de melodías de death metal libera su furia interior (el kanji de Retsu, furia, aparece en su frente cuando esto ocurre), canta a todo pulmón y con voz gutural todo lo que realmente siente sobre su trabajo.

Esta premisa hace eco de programas como The Office o la cinta Enredos de Oficina - 79%, pero en un contexto japonés. El mundo de Retsuko es habitado por otros animales antropomorfos: el (literal) cerdo de su jefe, la hipopotama chismosa de la oficina, la compañera stalker Fenneko (un zorro del desierto) y otros tantos, cuya apariencia podría sugerir que el producto busca al público infantil. Sin embargo, las historias, los diálogos y las situaciones son algo que difícilmente podrían ser entendidas por un niño que no ha trabajado y que desconoce la jungla que puede ser el mundo laboral. Uno de los grandes aciertos de la serie es que el tema que trata es universal, sin importar que sean "salary man" japoneses o un godín mexicano, cualquiera que haya sufrido las altas y bajas de estar horas y días enteros en una oficina entenderá perfectamente a la protagonista. El humor observacional es un arte que no cualquiera puede hacer con inteligencia, sin recurrir a clichés cansados y otros lugares comunes. La serie da una personalidad definida a cada uno de los seres que habitan esa oficina, algo bastante ambicioso si consideramos que cada capitulo (10 en total de la primera temporada) solo dura 15 minutos.

El gag visual de ver a la protagonista transformarse en una furiosa vocalista de metal podría correr el riesgo de gastarse muy rápido, pero esto no ocurre. El guión sabe cuando utilizar este recurso y cuando dejarlo por la paz un rato. Una vez más, el enfoque está en las relaciones entre Retsuko y sus compañeros de trabajo, las dinámicas que ocurren en este ecosistema de corbatas, cafeteras y computadoras perpetuamente encendidas. Retsuko admite que probablemente existen miles de chicas como ella en todo el país: oficinistas atrapadas en pesadas rutinas que solo desean vidas más cómodas. Exactamente qué desea realmente esta panda roja es algo que ni ella sabe; su carácter un tanto voluble es otro acierto de la serie y es que difícilmente pueden decir muchos que a los 25 años ya sabían perfectamente hacia dónde querían ir con sus vidas.

Aggretsuko es una serie que hará reír a cualquiera que haya maldecido tener que levantarse temprano para abordar un transporte público saturado de personas. Hará reír a cualquiera que haya deseado escapar de su trabajo, de los problemas laborales, del tedio y de la sensación de no ir a ningún lado. Por supuesto, algunas diferencias culturales se hacen presentes. En el mundo trabajador japonés renunciar y buscar otro empleo no es una idea tan frecuente como en Occidente, así que veremos a Retsuko hacer todo tipo de cosas para que su trabajo sea más llevadero. Aggretsuko es, a veces, dolorosamente real en los escenarios que presenta y eso la hace una serie mucho más valiosa que otros productos de entretenimiento que solo repasan superficialmente a sus personajes. Queremos ver a Retsuko salir adelante y, claro está, lanzar unos buenos berridos con unos potentes riffs de guitarra. ¡Ganbare Retsuko chan!

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