Tomatazos

Y entonces la tendencia a la autoreferencia que domina el panorama del entretenimiento desde hace ya varios años, esa que tanto disfrutamos y que está definida por creativos que no solo hacen evidentes las influencias de aquello que les gustaba siendo niños, sino que las mantienen como la materia prima básica de sus obras, sigue su curso.

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Esa misma que se venía gestando años antes, pero que detonó con aquella genial Súper 8 - 82% -producción de J.J. Abrams en la que reinterpretaba la década de los ochentas-, que encontró uno de sus puntos más álgidos con la aclamadaStranger Things - 90% -serie que trajo de regreso a la otrora actriz fetiche de Tim Burton, Winona Ryder-, que siguió permeando distintas propuestas, tales como como It (Eso) - 85% -no es gratuito que la infancia de los protagonistas, situada en la década de los años 50 por la novela original, fuera contextualizada 30 años después- o la bobalicona pero nostálgica Pixeles - 17% y su amor por las Arcades.

Sí, la tendencia sigue su curso, pero ahora alcanza uno de sus puntos más altos a través del inevitable y significativo encuentro con Steven Spielberg, uno de sus precursores y a quien se la ha pasado homenajeando y retomando. Y es que el otrora creador de joyas como Tiburón - 98% e Indiana Jones, ahora entra al juego con toda conciencia y autoridad moral, realizando la adaptación de la que quizás sea la novela más representativa de dicha tendencia, Ready Player One: Comienza el Juego - 78%.

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Pero cómo era de esperarse, no lo hace por el simple hecho de hacerlo, además de aprovechar para dar rienda suelta a su naturaleza como fabricante de sueños, se enfoca en ser selectivo, dejando fuera algunas referencias a sí mismo, sobre todo las más obvias, conservando las más significativas, potenciando algunos otros elementos, y respetando la declaración de amor por la cultura pop propia del texto, para luego, cual sacerdote supremo, darse el lujo de reforzar el discurso sobre el que se sustenta, y reivindicar la importancia de vivir fuera de la tendencia misma.

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Por qué eso es lo que lo vuelve mucho más divertido, la posibilidad de entrar y salir del juego, esa que el Rey Midas de Hollywood hace válida una y otra vez, saltando de la fantasía y la ciencia ficción al drama. Esa que es parte de su madurez creativa y su genialidad, y que queda patente en Ready Player One: Comienza el Juego - 78%, una película llena de referencias muy divertidas si, pero que tiene algo más bajo la superficie y vale la pena atender a ello. Amén de disfrutar ese Spielberg, que solo cada cierto tiempo está de regreso.

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