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The Post: los oscuros secretos del Pentágono | El clasicismo Spielbergiano

La libertad de expresión, la infatigable labor periodística y la necesidad de alzar la voz frente a la mentira y la injusticia son los temas abordados por el más reciente largometraje de Steven Spielberg

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The Post: los oscuros secretos del Pentágono | El clasicismo Spielbergiano

La libertad de expresión, la infatigable labor periodística y la necesidad de alzar la voz frente a la mentira y la injusticia son los temas abordados por el más reciente largometraje de Steven Spielberg

POR Fco. Javier Quintanar Polanco -

En 1969, cansado de las mentiras esparcidas por su gobierno acerca del rumbo que la guerra de Vietnam estaba tomando, Daniel Ellsberg, quien en ese entonces se desempeñaba como analista de la Corporación RAND -encargada de hacer investigación y evaluaciones para las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos-; decide sustraer de forma clandestina documentos clasificados a los cuales tenía acceso -donde se evidenciaban dichas falsedades-, fotocopiarlos, y luego hacer llegar varios paquetes con esa información a distintos diarios de los Estados Unidos. A estos documentos (y al hecho en sí) se les conocería como los Pentagon Papers, una especie de prólogo a un escándalo aún mayor por venir que le costaría la presidencia a Richard Nixon, además de marcar un precedente importante en la historia del periodismo y la libertad de expresión en Estados Unidos.

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Este es el meollo del asunto sobre el que se concentra The Post: Los Oscuros Secretos del Pentágono - 88%, la más reciente película de Steven Spielberg. En ella, se recrean los eventos ocurridos al interior de la redacción de The Washington Post, cuando reciben la información que desmiente las aseveraciones oficiales sobre el conflicto armado, y deben decidir si publican o no dicha información, ya que el gobierno recién acaba de sancionar al The New York Times (sus competidores directos) por difundir una parte de lo contenido en esos documentos, advirtiendo de ese modo a los demás periódicos que se verán sujetos a proceso judicial en caso de desacatar esa orden.

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Para contar esta relato, los guionistas Liz Hannah y Josh Singer deciden crear diversas líneas argumentales y que estas giren en torno de dos personajes. Por un lado, Katharine Graham, la primera directora mujer de ese diario -y de un diario en ese país-, quien decide tomar las riendas de la publicación cuando su marido fallece, y tiene que lidiar con el escepticismo de algunos de sus colegas sobre su capacidad para liderar dicha empresa -simplemente por ser mujer-, así como con una crisis financiera al interior de la empresa, y la cuestión en torno a los Pentagon Papers puede empeorar dicha situación, porque existe el riesgo de alejar a los inversionistas en caso de que el periódico se enfrente a cargos criminales.

Por otro lado, se encuentra Ben Bradlee, el inquieto editor en jefe de la publicación quien ve en la divulgación de estos documentos tanto una oportunidad de posicionarse como un diario de vanguardia, como una necesidad de hacer de dominio público tal información. Por ello -y consciente de las implicaciones del asunto- pone a trabajar a un equipo para confirmar y cotejar las fuentes y veracidad de la información, y al mismo tiempo acude a un par de abogados para asesorarse en el proceso, quienes evalúan y aconsejan cada paso que dan y advierten sobre los posibles escenarios si se deciden a imprimir y difundir la noticia.

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Con un estilo clasicista, refinado, dinámico y ostentando mucha destreza, Spielberg lleva al espectador a las mismas entrañas del The Washington Post, y en un entorno rodeado por imparables rotativas, escritorios con personas golpeando continuamente las teclas de sus máquinas de escribir, y reporteros yendo y viniendo de forma imparable de acá para allá haciendo llamadas, tomando notas y entrando y saliendo de oficinas; narra un capítulo muy significativo en la historia del periodismo norteamericano, que con el tiempo se volvió un modelo de valor, integridad y compromiso con la sociedad.

El cineasta recrea este suceso con seriedad e intensidad, pero combinado con un contagioso entusiasmo y grácil ligereza y respaldado por un muy competente cuadro de actores (encabezado por Meryl Streep y Tom Hanks), una sobria fotografía obras de su inseparable colaborador Janusz Kaminski, una grave partitura compuesta por John Williams y una recreación de época que corta el aliento, cortesía de Kim Jennings y Deborah Jensen.

Son varios los temas que The Post: Los Oscuros Secretos del Pentágono - 88% se propone abarcar: reconocer el trabajo periodístico serio, objetivo y al servicio de la verdad; impactar con un relato de héroes verdaderos desafiando al establishment en pos de defender la libre expresión y el derecho a informar con veracidad; y exaltar la importancia de poder hacer escuchar voces discordantes en tiempos especialmente intolerantes.

En lo tocante a su retrato de la labor periodística, podría decirse que Spielberg concibió en esta obra a la gemela espiritual de En Primera Plana - 96% (Tom McCarthy, 2015) al seguir de modo febril, casi obsesivo, las exhaustivas pesquisas ejecutadas por un equipo de periodistas tanto para corroborar la información que tienen en sus manos, como para profundizar en ella ampliarla, enfocarla adecuadamente, y darla a conocer en el tiempo y la forma apropiados, sin dejar de lado su ética y compromiso con su sociedad y la obligación de informar. Dicho parentesco no es gratuito, si se considera que los guiones de ambos filmes fueron coescritos por Josh Singer .

Definitivamente, la narración emociona e impacta a través de sus personajes quienes -un tanto sin proponérselo- se erigen como bastiones de la libertad de expresión, de la integridad y del valor. Spielberg sabe como plasmar en pantalla personajes en apariencia comunes, pero que se agigantan a través de cada decisión y tropiezo en el camino y terminan por ser inspiradores y ejemplares.

En su aspecto de denuncia, es donde la película se queda algo chata. Algunos críticos han sugerido que el filme guarda ciertos paralelismos con lo que ocurre actualmente con la prensa que cuestiona a Donald Trump. Y quizá así sea, pero esta similitud es meramente circunstancial, porque la forma en que Spielberg muestra el hecho es inocua y aséptica. Todo esta permeado por una óptica progresista y hasta un tanto oficialista, integrada al establishment y exenta de cualquier arista incendiaria o polémica. Si hay algún tipo de denuncia implícita, esta es muy tímida o ambigua.

The Post: Los Oscuros Secretos del Pentágono - 88% es sin duda uno de los mejores ejemplos de un Spielberg de estilo maduro, alejado de mundos y seres fantásticos con los cuales se volvió entrañable para toda una generación. Aunque en este caso, su tratamiento se reduce solo al nivel de divulgación y revisionismo de un acontecimiento de la historia reciente de su país. Una especie de tie-in a películas como Todos los Hombres del Presidente - 92% (Alan J. Pakula, 1976) o Nacido el 4 de Julio - 90% (Oliver Stone, 1989), pero con menor mirada critica y agudeza que dichos filmes.

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