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El cine mexicano estrenado en enero 2018, bajo el escrutinio de la crítica

Cuatro periodistas cinematográficos nos comparten sus impresiones sobre las películas mexicanas que fueron estrenadas en cartelera durante enero de este año

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El cine mexicano estrenado en enero 2018, bajo el escrutinio de la crítica

Cuatro periodistas cinematográficos nos comparten sus impresiones sobre las películas mexicanas que fueron estrenadas en cartelera durante enero de este año

POR Fco. Javier Quintanar Polanco -

Ha concluido el primer mes de este 2018, y la cartelera nacional nos deja el siguiente saldo: un total de 37 películas estrenadas durante ese período. Del total de esos filmes, el 16% corresponde a producciones mexicanas (6 cintas en total). Lo que significa que se estrenaron a ritmo de casi dos películas mexicanas por semana. En enero, por la pantalla grande desfilaron un par de comedias ligeras protagonizadas por estrellas televisivas, un filme animado enfocado al público infantil, y tres películas cuyas propuestas intentaron apartarse de lo convencional, obteniendo resultados variables.

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Para hablar de lo que fue esta primera jornada de estrenos nacionales, invitamos a cuatro periodistas cinematográficos a que nos compartieran sus impresiones sobre el tema. En ellas, podrán encontrar tanto opiniones que convergen, como puntos de vista que se oponen radicalmente, pero que en su conjunto conforman un variado mosaico que invita a la reflexión, el debate, y a que el lector emita su propio juicio. A continuación, las opiniones de nuestros especialistas invitados.

Julio César Duran

Editor y colaborador de la revista F.I.L.M.E. Actualmente Jefe del Área de Prensa en la Cineteca Nacional.

Como algunos saben el cine mexicano contemporáneo tiene una salud envidiable en cuanto a producción: por un lado, la cantidad de filmes terminados ha roto récords históricos durante los últimos 3 años; por otro, las técnicas y la manufactura de nuestro cine ha logrado una interesante madurez. No obstante, la exhibición no ha tenido la misma suerte, incluso parece ir proporcionalmente a la inversa.

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Con todo esto durante el primer mes de 2018 nos encontramos con un abanico que apunta al chiste fácil para intentar llenar las salas. En ese lugar está la desafortunada Lo Más Sencillo es Complicarlo Todo - 0% de Rene Bueno, quizá no merece la pena decir más; con mejores maneras fílmicas está Una Mujer Sin Filtro - 44% de Luis Eduardo Reyes, película para pasar un buen rato con buenas intenciones; también La Leyenda del Charro Negro - 50% de Alberto Rodríguez que, sin llegar a cuajar del todo, trae una consistente continuidad de talentos detrás. Entre esta primera parte, quizá la que más cumple sea la cinta animada, que pone en primer plano una pretensión de entretener y de retomar historias y tradiciones mexicanas de manera fresca. El contra de estas producciones es que están fabricadas para olvidarse después de comer palomitas.

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Las tres restantes son quizá obras más robustas en el aspecto artístico, con mucho más qué decir e incluso son una mejor simbiosis de fondo y forma, sin duda con pretensiones más interesantes. Mañana Psicotrópica de Alexandro Aldrete es sencilla, honesta con su anécdota y de alguna forma divertida, sin más el título describe el momento que pasarán un grupo de jóvenes amigos; Los Presentes, segundo largometraje de Alejandro Molina (director académico de Arte 7) recupera la leyenda de los volcanes del Valle de México y la mezcla con historias interpersonales de adultos en pleno Siglo XXI, se trata de una reapropiación de los cuentos de hadas; Todo lo demás - 69% de Natalia Almada (poderosa documentalista con su entrada a la ficción), es quizá el primer gran estreno nacional del año, que, como los dos filmes anteriores, tiene el buen tino de hablarle directamente a la clase media mexicana – el gran público que hoy día abarrota las salas del cine de súper héroes – y de alguna manera con su historia sobre una burócrata de edad madura le regresa cierta sensibilidad a la imagen que otro tipo de obras baratas le han puesto al cine mexicano.

Eric Ortiz García

Periodista y crítico de cine para Screen Anarchy, Birth.Movies.Death., Empire, Mórbido, Butaca Ancha y Sector Cine.

El cine mexicano en 2018 inició sin sorpresas. Por un lado, siguen estando las comedias pensadas para las grandes cadenas de cines, muchas veces más preocupadas en hacer buen product placement que en el desarrollo de un guión coherente. El ejemplo más reciente: Lo Más Sencillo es Complicarlo Todo - 0%, comedia romántica que en estructura y temas ofrece lo habitual, y que por alguna extraña razón está plagada de referencias cinematográficas gratuitas, además de la usual dosis de descarados comerciales a marcas de comida para perro, cosméticos, una universidad, y a la ciudad de Puerto Vallarta.

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Por otro lado, tenemos las cintas que deliberadamente buscan distanciarse del público, siendo la representante del mes Todo lo demás - 69% con Adriana Barraza. En esta cinta de 90 minutos que se sienten como 90 horas, vemos a Barraza meando, en el metro, lavando sus medias, escribiendo, trabajando, pintándose las uñas, sola sentada sin hacer nada y sola sentada sin hacer nada otra vez. Eso sí, seguramente habrá quien le encuentre más de un significado a este martirio.

Lo bueno es que en febrero ya llegó a salas La Región Salvaje - 82% - la mejor película de Amat Escalante-, aunado a que el poderoso documental La Libertad del Diablo - 88% de Everardo González también tendrá estreno comercial dentro de algunos días.

Nancy Mora

Directora General de Revista Encuadres. También es editora de la sección de cultura para Notimex.

El cine mexicano siempre ha sido motivo de controversias, ya sea por su calidad, por la cantidad de películas que se producen cada año y las pocas que logran llegar a salas comerciales, por los apoyos que reciben por parte del Estado, por los resultados que dan en taquilla, o porque si el cine es arte o negocio. Con el inicio del año comenzó un nuevo ciclo para el cine mexicano, seis películas se estrenaron en el mes de enero, solo tres de ellas alcanzaron buenos números en taquilla, de acuerdo a datos oficiales de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine): Una Mujer Sin Filtro - 44%, dirigida por Luis Eduardo Reyes, con 100.4 millones de pesos; La Leyenda del Charro Negro - 50%, filme de animación dirigido por Alberto “Chino” Rodríguez que hasta el momento ha sumado 82.39 millones de pesos en taquilla; y Lo Más Sencillo es Complicarlo Todo - 0%, de René Bueno, con 24.4 millones de pesos.

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Lo anterior demuestra que el público mexicano prefiere las películas de comedia sobre otros géneros cinematográficos, aunado al número de pantallas acaparados por dichas producciones. Oferta y demanda. Este factor comprueba que películas de bajo presupuesto como los otros tres estrenos de enero: Mañana Psicotrópica de Alexandro Aldrete, Los Presentes de Alejandro Molina y Todo lo demás - 69% de Natalia Almada no sean éxitos en taquilla y no necesariamente por su mala calidad sino por su limitada distribución. El cine mexicano es arte y también puede ser un negocio pero bajo condiciones justas de competencia.

Alberto Acuña Navarijo

Colaborador de Cinema Móvil y el programa radiofónico Derretinas de la barra Resistencia Modulada de Radio UNAM.

Desde hace una década, quien escribe estas breves líneas, se ha autoimpuesto el ejercicio de ver cada doce meses la mayor cantidad de películas que comprenden el espectro del cine mexicano -del fenómeno de taquilla en turno al videohome más reciente encontrado en los submundos piratas-. Es una buena manera de entender un poco mejor las virtudes y las carencias de nuestro cine y conversar en torno suyo. Para este año, un servidor emprendió dicho ejercicio junto con los colegas de este sitio, para buscar hacer un balance de lo visto mes a mes sin tener que recurrir necesariamente a echarle la culpa a los Derbez y las Souzas de todos los males que aquejan a esa idealizada industria.

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Así pues, en enero se estrenaron seis propuestas diametralmente opuestas entre sí de las cuales me gustaría resaltar Mañana Psicotrópica. Lanzado de forma cuasi clandestina (en una sola sala y con publicidad más bien escasa a dos años de su aparición en festivales), el segundo largometraje de Alexandro Aldrete (tras esa extraña comedia de humor negro Oliendo a Perro, con ese par de amigos buenos para nada que recorren durante un día la geografía regiomontana espiando a la vulgar novia de uno de ellos), se aleja de ese cine adolescente clasista y aleccionador en la vena de Los Muertos - 100% o Los Herederos - 67% para hablar de insatisfacción, ocio, drogas y un fin de semana que parece nunca terminar, desde el interior de un grupo de amigos. Con antisolemnidad, Aldrete comprende y captura con fidelidad el ethos de una generación, ello en una película que quizá no sea del todo innovadora en lo que dice durante los cinco segmentos en que está dividida pero definitivamente sí es honesta.

Hay otro estreno en los linderos de la cartelera que cabe mencionar: Los Presentes. Cierto, la segunda película de Alejandro Molina (posterior a la cinta de sci fi distópica De Día y de Noche, con esa familia enmedio de un mundo sobrepoblado cuyos habitantes están separados por dos horarios) puede resultar por momentos abrumadora, con esa mezcla de Shakespeare, leyendas prehispánicas, dramas domésticos de relaciones desgastadas, Bergman y Lynch; sin embargo, en el centro de ese pequeño caos existen guiños interesantes al cine de género con su actriz teatral y sus repentinos desdoblamientos de personalidad o esos saltos cronológicos cada vez más presagiando fatalidad y violencia -de la parafernalia de la sci-fi con su dirección de arte sofisticada y sus efectos especiales de su primer trabajo a una puesta en escena minimal y coqueteos con el suspenso psicológico-.

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Ahora, ¿qué depara febrero? Podemos adelantar que el panorama no es precisamente alentador, donde cabe una sexy comedia más bien mojigata, un trasnochado documental militante anti productos transgénicos y una comedia romántica en la cual la corrupción política, la ignorancia, el machismo y la xenofobia se celebra porque… ¡ah, que ocurrentes somos los mexicanos!

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