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Lo Más Sencillo es Complicarlo Todo | De cuando al cine mexicano le encanta complicarse la existencia

Una comedia mexicana sin chistes ni razón de ser que difícilmente se mantendrá en la memoria del respetable

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Lo Más Sencillo es Complicarlo Todo | De cuando al cine mexicano le encanta complicarse la existencia

Una comedia mexicana sin chistes ni razón de ser que difícilmente se mantendrá en la memoria del respetable

POR Ruben Martínez Pintos -

El cine mexicano continúa en su lucha constante por convertirse en algo que se asemeje a una industria hecha y derecha, una que logre maquilar de forma periódica propuestas fílmicas de todos los géneros existentes. Una que tenga claro que el mensaje, el contenido y el entretenimiento pueden y deben de ir de la mano. El cine mexicano hace su esfuerzo y nos pide que lo apoyemos, por el simple hecho de ser producto nacional. Nos dice que volteemos a verlo a veces más por lástima que porque realmente tenga algo que contarnos o algo con que entretenernos:“Por favor, por favor. apoyen el cine mexicano, anden, no sean malitos, apoyenlooooo.”

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Lo que llega a las carteleras comerciales es reducido en números y, por lo visto, aún más en propuestas. Si bien es cierto que no todo tiene que ver con comedias románticas la cruda realidad es que las cintas que mayor difusión obtienen son las que pertenecen a dicha vertiente. El público no tiene mucho de donde escoger realmente, el horror, la acción, el suspenso y otros géneros brillan por su ausencia. El grueso de los espectadores van a los cines cada fin de semana y hacen una elección en base a un solo criterio: “vamos a ver que hay”. Es este tiro de dardos ciego lo que puede darle vida y respiro a un producto fílmico como lo es Lo Más Sencillo es Complicarlo Todo - 0%, eso y la fe de que la gente estará dispuesta a pagar por ver una comedia romántica más sin reflexionar demasiado al respecto.

Dirigida por Rene Bueno, realizador de 7 mujeres, 1 homosexual y Carlos (¿Cuál? Ahí va un tráiler por si no la recuerdan) presenta la historia de una joven (Danna Paola) enamorada del amigo de su hermano. A pesar de que este es mayor que ella, aunque le acarrearía ciertos problemas legales a un adulto salir con una menor de 17 años, nuestra protagonista está decidida a capturar su corazón a como dé lugar. Esta historia es traída hasta ustedes por croquetas de perro Pedigree y el hotel Melia de Puerto Vallarta.

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Las ambiciones de esta cinta están muy por debajo del de otras comedias promedio mexicanas estrenadas en los últimos años. Una premisa de lo más simple que apenas si sienta bases para una historia en extremo vacía de personajes interesantes o de un auténtico conflicto dramático. Nuestra protagonista narra todo lo que ya vemos en una voz en off absolutamente innecesaria. El “humor” de la película gira en torno a diálogos totalmente inconexos, chistes que no son chistes, edición propia de un videhome y otros intentos de humor pobremente construido (un personaje que está convencido que otros dos caballeros son novios). Danna Paola interpreta a un personaje cuya personalidad, motivaciones y rango se resume a "niña fresa caprichuda”. Aparentemente esta chica aprenderá una valiosa lección, pero esto es puramente circunstancial y algo que carece de verdaderas repercusiones en la historia.

Es genuinamente difícil escribir mucho de una cinta en la que vemos a los personajes ir a vacacionar a Puerto Vallarta (pagado con sus impuestos por cierto, bendito incentivo al cine mexicano) y que contiene referencias de cultura pop de cine que difícilmente algún millennial (público al que supuestamente va dirigida la cinta) podrá captar. Escenas y personajes que no aportan nada y que no van a ningún lado abundan: una recreación de un baile disco, una chica darketa estereotipada a morir. El conflicto principal que sirve de catalizador para ciertos eventos clave nunca ocurre ante nuestros ojos y por ende permanece poco claro por el resto de la cinta.

Estamos no ante lo peor del año en cuanto a cine mexicano se refiere (descuiden, hay bastante competencia en ese rubro) pero sí ante lo más holgazán que se ha hecho en un buen rato. Una película sin mayor razón de ser que ocupar un hueco más en la cartelera comercial bajo la excusa de ser una comedia, una que en ningún momento causa gracia alguna. Los que están ansiosos por llenar la cuota burocrática de producción de cine nacional estarán felices de marcarle una raya más al tigre. El resto nos rascaremos la cabeza y suspiraremos, para después preguntarnos si la gente que hace cine en México realmente tiene la noción de lo que significa realmente filmar un largometraje. Parece que lo más sencillo es que el cine mexicano siempre termine complicándose engorrosamente todo.

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