Tomatazos

Hacer cintas controvertidas y con contenido gráfico se volvió un lugar común en la escena fílmica mundial de los últimos años. Desde el cine extremo de Oriente hasta el torture-porn francés, escandalizar a las audiencias se convirtió en una rutina que perdió efectividad. Recordemos el revuelo que provocó en su momento Irreversible - 57% de Gaspar Noé o Ninfomanía: Primera Parte - 75% de Lars von Trier. Varias de las películas de estos movimientos han pasado al olvido. Las cintas que realmente tenían una propuesta y que efectivamente lograron una transgresión como obra artística se cuentan con los dedos y logran sobrevivir al paso del tiempo.

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Pier Paolo Pasolini es un nombre cuya mención aún causa furor entre los conocedores y aficionados al séptimo arte. Este cineasta, cuyo estilo de vida e inclinaciones políticas marcaron de manera contundente su cine en la época de la Italia "oficial", acabó por pagar su crítica aguda. Desde joven el arte fue su fijación así como las ideas de izquierda. Su adaptación de un texto del Marqués de Sade, derivó en Salò o los 120 Días de Sodoma - 70%, su cinta más emblemática y la que más ámpula levanta por su retrato crudo y sin concesiones de los últimos días del fascismo italiano.

Pasolini, miembro del partido comunista italiano, había trasladado los escritos del desquiciado novelista maldito a la Italia fascista de Benito Mussolini. La crítica a un nefasto sistema que deshumanizaba a las personas fue para algunos sólo una excusa para que el cineasta se entregara de lleno a un ejercicio de indulgencia. Para gente como Gaspar Noé, lo hecho por Pasolini se mantiene como un testamento fílmico sobre el poder que tiene la cámara en los actores y en la audiencia. Puede haber mil y un lecturas, pero lo importante es lo que quedó grabado por la cámara de un artista que no temía ir más allá de lo permitido. A 42 años de su estreno, recordamos qué dijo la crítica de esta película.

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Jeffrey M. Anderson Combustible Celluloid:

No puedo pensar en alguna razón en el mundo por la que alguien se someta a esto.

Geoff Andrew Time Out:

Es muy difícil de ver y no ofrece ideas sobre el poder, la política, la historia o la sexualidad. Solo cosas desagradables.

Jonathan Rosenbaum Chicago Reader:

Muy difícil de tomar en serio, pero en su propia forma un trabajo esencial.

Derek Smith Cinematic Reflections:

Un filme difícil de ver, pero uno que te fuerza a pensar.

Kim Newman Empire Magazine:

Tan perturbadora como se ideó. Quizá no es una experiencia placentera, pero es definitivamente un experiencia.

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