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Películas que fueron una mala idea (desde el inicio hasta la ejecución)

La mala idea no descansa en la premisa, sino en la elección de guion, director y/o productor mediocres, quienes parece ser que filman... fuera del recipiente

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Películas que fueron una mala idea (desde el inicio hasta la ejecución)

La mala idea no descansa en la premisa, sino en la elección de guion, director y/o productor mediocres, quienes parece ser que filman... fuera del recipiente

POR Margarito Punk -

¿Recuerdan cuando defendimos en Tomatazos los reboots, remakes y otras lindezas del refriteo casi histérico al que nos someten las productoras? ¿Recuerdan que dijimos que se valía si acaso esto traía como consecuencia una película que realmente aportara algo nuevo y de calidad? ¿Recuerdan cuando también dijimos que el problema es que hay un vicio en reboots, remakes, etcétera que impide que se apueste por historias, guiones y ficciones nuevas, que se renueve el catálogo de historias por contar? Bueno, pues se nos había escapado tocar un punto: ¿se vale hacer películas cuya premisa sea una tendencia de la cultura pop?

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La respuesta es sencilla: sí, siempre que esta película no sea sólo un ardid de explotación de las tendencias como único argumento en su manufactura. Dicho de otro modo: que sí haya más cine y menos matemáticas —al menos las matemáticas de mercado, que ya hacen suficiente en la industria para acotar la libertad; un modelo que hasta los críticos parecen apreciar y considerar cómodo para entender cuándo una película es buena o mala. Lo cual, cierto, se está volviendo patético y ha distanciado todavía más a la audiencia de la opinión especializada. Vamos, que hasta el clip de Siri y The Rock, resultó en una buena ejecución. Aunque no así Emoji - La Película - 9%.

De esta guisa podríamos argüir que no hay ideas malas, ¿cierto? Vamos: unos juguetes que hablan y tienen una vida secreta y aventuras tras bambalinas mientras no los ven los humanos, no es exactamente lo más genial ni original del mundo. Toy Story - 100%, sí. Las emociones personificadas como personalidades internas que jalan hilos de la trama que llamamos existencia, tampoco es lo más original. Intensa Mente - 98%, sí.

Pero el colmo, como el destino, pronto nos alcanza y terminamos por caer en el ridículo con premisas que de suyo tendrían que caer en manos de un genio, no un ejecutivo comercial, para alcanzar el cenit de la sátira y la irreverencia, como lo logró La Fiesta de las Salchichas - 82% (sí, aceptémoslo: la prosopopeya antropomórfica aplicada a comida de supermercado no es necesariamente lo más genial en tanto premisa; el guion, la crítica sexualizada y presta a la carcajada, sumada a la dirección, sí).

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Malas ideas hay por kilos. Ideas descabelladas que de inicio no sabe uno si son buenas o malas, también, como pasó finalmente entre los críticos al juzgar a El Aro vs La Maldición - 53%. Algunas han llegado a la pantalla grande y hasta se han vuelto de culto para atascados del cine que, de plano, se mueven por el morbo de entender qué pasa ahí o, incluso, porque gustan de ese tipo de películas que en los esperpéntico de su desempeño, encuentran una salvación por ser, hasta cierto punto, inigualables. De esas ideas peculiares han nacido películas ejemplares. Algunas han dado resultados tan malos como la idea. ¿No lo creen? Bueno, quiten esa cara de sorpresa y dense un quemón con estas cuatro que sí resultaron lamentables a pesar de que no faltaron quienes quisieron defenderlas:

Jason X - 19%

La idea no es ni buena mala, sólo una tirada de vellos en zonas pudendas. ¿Mala? No. Mala la ejecución. El terrorífico y sanguinario Jason Voorhees ahora aterroriza a un grupo de astronautas cinco siglos en el futuro. Es una refrescada al personaje, con una actualización de ciencia ficción de la franquicia del viernes 13. A principios del siglo XXI, Jason (Kane Hodder repite por cuarta vez este papel) es sometido a experimentación por los tecnócratas del ejército que esperan convertir su invulnerabilidad sobrenatural en una aplicación militar. La mayoría de ellos se enfrentan a un final rápido y sangriento —excepto Rowan (Lexa Doig), una hermosa funcionaria que atrapa al asesino en una cámara criogénica. Desafortunadamente, ella recibe un golpe de machete en el proceso, se congela y se despierta en una nave espacial en el año 2455. La tierra se ha vuelto inhabitable desde hace tiempo, pero los sobrevivientes incluyen un grupo de estudiantes arqueológicos encabezados por el profesor Lowe, que espera ganar dinero rápido vendiendo el cadáver del histórico asesino en serie. Los jovenzuelos, como parte de la imprudencia natural a la franquicia, ahora reaniman a Rowan con la ayuda de la nanotecnología. Poco saben que un simple trabajo de deshielo es suficiente para resucitar a Jason y despertar su sed de sangre. Pronto, los estudiantes son despachados uno por uno. La ayuda llega en forma de una cámara holográfica y un androide llamado Kay-Em 14. Pronto Jason cobra nuevos bríos, súper poderes, fuerzas (la envidia de Wolverine y Deadpool este villano) justo cuando la nave espacial se prepara para autodestruirse. Por lo visto, la primera mala idea, es pretender que no nos podemos cansar de lo mismo, con un twist digno de la risa en el espacio sideral.

El Ataque de los Tomates Asesinos - 27%

En tanto comedia está muy bien, sobre todo algunos chistes bien armados del enfrentamiento entre el comando elite y los tomates. Sin embargo, es bastante deficiente porque el argumento se deja llevar por cápsulas de humor enlazadas sólo por la risa fácil hasta que los chistes, se descubre, son los mismos, pero con tomates mutantes. Un grupo de tomates modificados genéticamente decide atacar a la humanidad. El ejército llega para frenarlos. Fin. De ahí: todo se va tornando aburrido. Daba para un mediometraje, en el mejor de los casos. Así, una buena ocurrencia no alcanza un momento de gloria que salve a la película en su integridad y se transforma en un ejercicio de cine caro e innecesario; la historia se traduce en algo de culto por razones referidas a la curiosidad que implicaba y las posibilidades que planteaba. Es decir, fue pura posibilidad. Y eso, finalmente, es lo mismo a pedirle a la audiencia que se imagine la película.

Jack y Jill - 3%

No es que esperemos la gran cosa de Adam Sandler. Sabemos que es un campeón del cine basura y empaquetado como platillo chatarra cuyo único fin es conseguir dinero en taquilla. Sólo que aquí, la verdad, es el colmo. Jack y Jill es una comedia enfocada en Jack Sadelstein (Adam Sandler), un exitoso ejecutivo de publicidad en Los Ángeles con una hermosa esposa y niños, que teme un evento cada año: la visita de Acción de Gracias de su hermana gemela idéntica Jill (también Adam Sandler). La necesidad y la agresividad pasiva de Jill son enloquecedoras para Jack, volviendo su vida normalmente tranquila al revés. Katie Holmes interpreta a Erin, la esposa de Jack. El reparto, ya se ve, tampoco es exactamente prometedor. El chiste era que ver a Sandler ejecutando dos papeles, de hombre y de mujer, conduciría a la risa fácil. Metieron incluso a Al Pacino en medio de este brete, con la consigna de hacer más patético y de pena ajena ver la película. Finalmente, para evitar pensar en más diálogos tópicos, estúpidos e incapaces de integrar una trama decente, los escritores tomaron una sabia decisión que casi iguala a Ingmar Berman en sus diálogos: mejor pusieron al personaje de Jill (Sandler mujer) a pedorrearse. Es lo más elocuente que hubo en todo el armado. Pero claro, habrá quienes critiquen que uno se exprese así de esta pieza de arte popular. Así que dejaré que algunos críticos den su punto de vista al respecto. Matt Singer de Time Out: “Totalmente mediocre”. Lou Lumenick de New York Post: “Es bastante triste si tú eres un cómico y Al Pacino es la cosa más graciosa en la película”. Tom Long de Detroit News: “El apocalipsis comienza aquí”. Un servidor se encuentra completamente de acuerdo con ellos.

¿Y Dónde Están las Rubias? - 15%

Bueno, ahí les va la idea genial. Un par de agentes del FBI negros encubiertos como dos rubias. ¿Entienden el chiste? Hombre-mujer, negro-rubia: incluyente hasta la médula, ¿no? Aparte, tiene que ser así, porque el FBI es tan estúpido que haría algo así. Y chistoso porque no es verdad. En fin. Los hermanos Marcus (Marlon Wayans) y Kevin (Shawn Wayans ) Copeland, agentes del FBI, accidentalmente arruinan una redada a narcotraficantes planeada de manera minuciosa. Así que congraciarse con su jefe se convierte en prioridad para los dos. Con esto en mente, Marcus y Kevin toman un caso muy por debajo de sus estándares habituales cuando se comprometen a acompañar a las hermanas de la sociedad Brittany (Maitland Ward) y Tiffany Wilton (Anne Dudek) de una terminal privada en el aeropuerto JFK a su habitación de hotel en los Hamptons. Una vez allí, dos agentes de alto rango protegerán a las niñas. La seguridad adicional no es un mero beneficio de la riqueza; parece que Brittany y Tiffany han sido blanco de un secuestrador en serie. El FBI espera capturar al perpetrador utilizando a las chicas como cebo, sin que ellas lo sepan. Comprensiblemente, ninguno de ellos quiere ninguna parte en el proceso, por lo que obligan a los hermanos a llegar a una solución radical: con la ayuda de un científico del laboratorio del FBI, los transforman en dos mujeres blancas. Los agentes deben mantener la charada el tiempo suficiente para atraer al secuestrador, pero engañar a todos los involucrados será el trabajo de sus vidas. Y sí, es tan malo como suena.

Tal vez estas no sean las peores ideas, sólo un puñado. ¿Ustedes consideran que podrían introducirse más? Los comentarios serán bienvenidos.

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