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Mujer y horror: el despertar y el desesperar de la pasión

El horror y la complejidad de la feminidad

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Mujer y horror: el despertar y el desesperar de la pasión

El horror y la complejidad de la feminidad

POR Ruben Martínez Pintos -

Este fin de semana se estrenó en cines de todo el país XX: Pasión por el Horror - 72% y Voraz - 90%. Aunque en apariencia ambos ejercicios del cine de horror desde una perspectiva femenina; la realidad es que en el primero terminó por no pesar tanto la supuesta óptica del género opuesto, mientras que el segundo fue erróneamente catalogado como horror cuando es más bien un drama muy femenino. ¿Confundidos? Vamos a aclarar un poco las cosas y de paso profundizar en esta espesa maleza que forma el horror y la psique femenina.

Contrario a lo que ciertos grupos muy en boga estos días pretendan decir, llámese feminismo o los que proponen la cuestionable ideología de género, los hombres y las mujeres no somos iguales. Ni en un sentido biológico, fisiológico y mucho menos psicológico. Esto no quiere decir por supuesto que no merezcamos oportunidades y derechos básicos como seres humanos, simplemente significa que somos entidades con diseños distintos pero a la vez pensados para complementarse. Sobra decir que dentro de ambos grupos tampoco existe necesariamente una uniformidad, cada individuo de este planeta es diferente y ve las cosas desde su propio ángulo. Por eso, una vez más, la igualdad debe ser practicada como una herramienta para la convivencia humana, más no como un sistema que imponga ideologías ajenas a las personas, las cuales sólo terminan pasando violentamente por encima del pensamiento del individuo, por encima de la biología básica y por encima del sentido común, ese sentido que rara vez es utilizado por el ser humano.

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Con esto entendido queda claro que se debe considerar como una propuesta artística interesante lo que distintas personas de diferentes latitudes tengan que expresar por medio del arte. Lo que la mujer entiende por horror y sobre los procesos de su propia feminidad es un asunto sumamente intrigante que amerita ser observado. Por un lado tenemos a XX, que orgullosamente se presenta como una antología compuesta por 4 relatos de terror, escritos y dirigidos por mujeres. Por otro tenemos a Voraz, una cinta que se ha querido vender como una historia de horror, aunque la misma realizadora ha tenido que aclarar que este no es el caso. Que las intenciones de su obra van por un camino muy diferente. Si bien las escenas de Voraz pueden asquear u horrorizar al respetable, definitivamente esta no es su razón de ser.

El látigo de la ironía no podría ser más estruendoso: una antología de terror que se vende como una historia femenina que realmente no es, mientras que la otra es una historia que genuinamente aborda lo complejo y hasta hostil que puede ser el despertar de una mujer a su feminidad, pero se le ha querido vender como un relato de horror que no es.
XX es definitivamente una oportunidad desperdiciada en todos los sentidos, ni horroriza a la audiencia, ni la sorprende estilísticamente ni tampoco tiene algo relevante que decir sobre la condición femenina, pese a que las directoras han tomado como plataforma política las entrevistas donde les preguntan sobre su cinta. Bien pudo haber sido una antología realizada por hombres y no se notaría la diferencia. El papel de la mujer frente y detrás de cámaras definitivamente es un debate rico en detalles y perspectivas. La ausencia de directoras dedicadas a las historias de horror se le ha querido achacar al fantasma intangible de la opresión machista. Sin embargo, la realidad puede ser menos alarmista y más compleja que esto. El sistema de los grandes estudios de Hollywood ha escupido por igual los restos de muchos directores; hombres y mujeres. Afortunadamente existen nuevos modelos de financiamiento y distribución y la misma existencia de esta antología es evidencia de ello. Sonará trillado, pero el que quiere podrá siempre y cuando se esfuerza en lograrlo.

Voraz por su parte se apega a una suerte de tradición narrativa con cierta uniformidad y constancia. Ejemplos como Ginger Snaps y Carrie: Un Extraño Presentimiento - 92% vienen a la mente, incluso Possession - 82%, La Bruja - 91% y Repulsión - 100% podrían ser considerados también. Todas estas historias donde la sexualidad y el descubrimiento de la feminidad se convierten en rituales de connotaciones dantescas, manifestaciones que desconciertan a sus protagonistas, quienes generalmente deben además enfrentar entornos adversos donde su identidad es cuestionada, humillada o minimizada. Emplear términos como “positivo” o “negativo o “feminismo” sería caer en un reduccionismo, estas historias generalmente no buscan ejercer un juicio sobre las protagonistas, sino involucrarnos en los procesos que estas viven.

Voraz tiene como eje y motor la odisea de una chica que empezará a convertirse en algo que no entiende, que la asusta, pero que también posee un gran poder que deberá aprender a controlar. En cuanto a la ejecución de la idea se refiere hay que decir que la cinta se queda sin combustible aproximadamente a la mitad de su metraje. Sin embargo, vale la pena notar que la ambición temática y narrativa es considerablemente mayor a la expuesta en XX, con lo que se demuestra que cantidad no equivale a calidad.

El debate en cuanto a asuntos de género y el arte sin duda continuará, siempre serán bienvenidas nuevas voces y nuevas exploraciones sobre temáticas que para cierto sector del público quizás sean ajenas. Lo que es un hecho irrefutable es que al final la calidad habla por encima de cualquier discurso político. La mujer y el cine de horror siempre han tenido una sana relación, pese a lo que se diga, así que para el futuro cercano no puede hacer otra cosa que fructificar.

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